La relación entre ambas manifestaciones reside en que la rinitis y el asma alérgica coexisten en algunos casos: la hiperreactividad bronquial es común en pacientes con rinitis aunque no tengan síntomas asmáticos, y el tratamiento de la rinitis mejora al controlar el asma.

 

Prevalencia y relación epidemiológica asma y rinitis

Ambas manifestaciones se relacionan de forma muy significativa. Así, se cree que el 80% de pacientes asmáticos sufren, además, rinitis, y que el 40% de pacientes con rinitis tienen también asma. Además, los estudios han demostrado que los pacientes con rinitis durante los 5 primeros años de vida tienen mayor predisposición de padecer asma hacia los 13 años.

Exploración y diagnóstico de rinitis y asma

El hecho de que exista un fuerte vínculo entre ambas enfermedades hace imprescindible que, en presencia de cualquiera de ellas, el alergólogo diagnostique y trate ambas como si de una misma enfermedad se tratase. De ahí que a todo niño o paciente con rinitis deba explorársele periódicamente la función pulmonar y vigilar cualquier aparición de síntomas asmáticos.

 

Tratamiento de la rinitis alérgica

Es importante que, en el momento de plantear un tratamiento de rinitis alérgica, el alergólogo explique al paciente y familiares el progreso de la enfermedad. En este sentido, es importante destacar que pocos niños con rinitis alérgica adquieren tolerancia espontánea. En cambio, la evolución natural es el empeoramiento progresivo, que cada vez requiere más medicación y, en algunos casos, supone un inicio de asma alérgica. También suelen aparecer, con los años, nuevas sensibilizaciones alérgicas.

El objetivo del alergólogo debe ser controlar la rinitis para que el niño o paciente pueda llevar una vida normal, sin que la rinitis alérgica evolucione a variantes más severas, así como nuevas alergias o asma.

Medidas de prevención

  • Medidas de prevención primaria. Aunque poco se puede hacer para prevenir la rinitis alérgica en sí, pueden hacerse algunas recomendaciones. En niños que están en especial riesgo (hijos de padres atópicos), se aconseja lactancia materna durante más de 3 meses, evitar el tabaquismo pasivo y evitar la exposición a ácaros. No existe un acuerdo acerca de que sea útil eliminar a las mascotas de los domicilios.
  • Medidas de prevención secundaria. Son recomendaciones para, una vez se haya detectado la sensibilización alérgica, pero aún no se haya manifestado la enfermedad. Engloban: medidas antiácaros (habitaciones acondicionadas, lavado de sábanas a temperatura elevada…) y evitar el contacto con alérgenos ocupacionales. También se recomienda evitar la exposición a mascotas y mohos.
  • Medidas de prevención terciaria. Buscan evitar el empeoramiento de la rinitis alérgica y engloban evitar los alérgenos ya mencionados y recomendar la inmunoterapia.

Tratamiento farmacológico

La administración de fármacos depende de la gravedad y duración de la enfermedad, las preferencias del paciente, la disponibilidad y el coste del tratamiento. De ahí que deba llevarse a cabo un abordaje personalizado. Cabe destacar que la medicación no tiene efecto duradero tras interrumpirlo, por lo que son necesarias terapias de mantenimiento.

El tratamiento farmacológico por excelencia son los antihistamínicos, junto con los corticoides intranasales. Por lo general, cuando aparece un nuevo caso de rinitis alérgica, se lleva a cabo un intento de control de los síntomas con antihistamínicos orales. En muchos casos son suficientes para controlar la enfermedad y se aconseja dicho tratamiento de forma continua durante el periodo estacional en que se presenten síntomas. Si esto funciona se pospone la inmunoterapia. Si los síntomas empeoran se aconseja utilizar también descongestionante oral, corticoides intranasales o antihistamínicos conjuntivales. Si se asocia asma junto con la rinitis, se aconseja usar montelukast.

Sin embargo, si dicho tratamiento farmacológico es insuficiente para controlar los síntomas, se sustituyen los antihistamínicos por corticoides intranasales, durante el periodo estacional con muchos síntomas.

En caso de que los corticoides intranasales aislados no sean suficientes, se asociará una dosis mayor de antihistamínicos.

Inmunoterapia

La inmunoterapia es la terapia que ha mostrado actualmente una relativa eficacia. Así, se ha demostrado la reducción de los síntomas con inmunoterapia subcutánea y sublingual, junto con la medicación.

Por otra parte, la inmunoterapia reduce la hiperreactividad bronquial en pacientes con rinitis alérgica y se prevé que sea capaz de prevenir el desarrollo de nuevas sensibilizaciones y asma.

 

Al final la recomendación es visitar a su Alergólogo o en su defecto visitar nuestro sitio web https://medicosenmerida.mx/medicos-en-merida/alergologos/ para encontrar el especialista que mejor se adapte a sus necesidades.