Los zumbidos en los oídos, o tinnitus, son ruidos que, sin que exista un estímulo externo, la persona los percibe como si fueran reales. Pero nadie más puede escucharlos porque no proceden de ninguna fuente externa. Pero tampoco son fruto de nuestra imaginación. Simplemente, no dejan “escuchar” el silencio.

Según la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), se calcula que entre un 10% y un 15% de los adultos han sufrido de zumbidos en algún momento de su vida. De estos, un 8% puede estar relacionado con alteración del sueño. Aunque los expertos reconocen que su prevalencia en España no se sabe con precisión, sí admiten que se trata de un síntoma frecuente en la mayoría de la población, sobre todo en personas de entre 40 y 70 años.

Nuestro sistema auditivo tiende a filtrar los sonidos que no son importantes, por lo que muchas personas pueden “desconectar” y “deshacerse” de los zumbidos tras un tiempo. Puede ser que se presenten de muchas maneras distintas: que se manifieste solo en uno de los oídos, o en ambos, de forma ocasional, constante, alto o suave.

En una extensa encuesta realizada con adultos estadounidenses con zumbido, casi un tercio de ellos reconoció que sufría los síntomas de forma constante y aproximadamente el mismo número de personas notó zumbido a la hora de acostarse. Y es que sí se ha quedado demostrado en muchos casos que tienden a ser más evidentes durante la noche, cuando no hay tanto ruido. Tampoco todas las personas lo sufren igual, porque el zumbido varía de forma considerable en intensidad y tipo. Algunas personas lo describen como una lluvia constante…

El zumbido que podemos oír en realidad procede de la parte del oído interno, la cóclea (una especie de concha de caracol). Los cambios en la actividad nerviosa de la cóclea pueden estar causados por:

  • la exposición a sonidos fuertes (martillos, motosierras, música alta)
  • una lesión en la cabeza o conmoción cerebral
  • acumulación de cera en los oídos
  • alergias que cierren los conductos auditivos
  • demasiada cafeína
  • medicamentos como aspirina, ibuprofeno o para la presión arterial
  • la enfermedad de Meniere, relacionada con fluidos en el oído interno
  • pérdida de audición
  • estrés emocional
  • efecto de retirada de medicamentos del grupo de las benzodiacepinas.

 

El zumbido puede ser una sola cosa, o una combinación de todas, o incluso ninguna. Cada caso es único, aunque la causa más común suele ser la pérdida de audición, aunque sea mínima, sobre todo relacionada con la edad. Se trata de una pérdida progresiva de la capacidad de escuchar frecuencias altas, que ocurre a medida que las personas envejecen.

Uno de los principales síntomas es el problema para comprender el habla, sobre todo en presencia de ruido de fondo. Se calcula que el número de células nerviosas en el oído medio puede empezar a disminuir a los 30 o 40 años, aunque la pérdida auditiva rara vez se empezará a notar antes de los 55 años. Debe tenerse en cuenta que la pérdida auditiva tampoco es condición solo del envejecimiento (una persona con 80 años puede no tener pérdida auditiva).

En algunos casos, el zumbido puede llegar a tener efectos emocionales importantes. Tener un ruido constante en los oídos pasa factura a muchas personas, no es agradable y puede que les produzca problemas para conciliar el sueño o para concentrarse en el trabajo. También puede haber un aumento de la ansiedad, como lo reconocen muchas personas, que describen una conexión entre la percepción del Zumbido y el estrés.

Fuente: “El diario es”