La sordera conductiva está provocada por una deficiencia en el oído externo o en el oído medio.

Se trata por lo tanto, de un bloqueo de la información sonora, principalmente relacionado con un obstáculo, ya sea en el oído externo (conducto auditivo externo), o en el oído medio, es decir, el tímpano o los tres huesecillos.

Existen por lo tanto, diversas causas que podrían impedir la progresión de la señal sonora hacia el oído interno: el cerumen, cuerpos extraños, otitis crónicas, otoesclerosis (calcificación reduce el movimiento del estribo).

Este tipo de sordera es siempre parcial y nunca causa pérdidas auditivas muy importantes. Resulta suficiente para alterar de forma significativa la vida social o profesional de la persona con pérdida auditiva.

La sordera conductiva es la que más puede beneficiarse de un tratamiento médico o quirúrgico (en el caso de una otoesclerosis, por ejemplo). También es posible, en caso que estos tratamientos fracasen, remediar la pérdida auditiva mediante prótesis auditivas diseñadas para amplificar los sonidos.