Esta evaluación considera la información obtenida de múltiples maneras como la historia clínica, incluyendo la anamnesis y el examen físico entre otros. A partir de esta valoración se seleccionan además los diferentes exámenes complementarios, si correspondieren, así como las eventuales interconsultas con otros especialistas. Si bien esta descrita como una tarea propia del anestesiólogo, es imprescindible que el especialista quirúrgico defina también, los diferentes exámenes, interconsultas y valoraciones preoperatorias.

Los objetivos principales de la valoración preoperatoria son reducir la morbimortalidad, aumentar la calidad del cuidado y permitir al paciente retomar su vida habitual tan rápido como sea posible. Los objetivos secundarios son evaluar el estado clínico del paciente; realizar recomendaciones concernientes a la evaluación, manejo y riesgo de los problemas médicos en el periodo perioperatorio y proveer un completo perfil del riesgo clínico que pueda ser utilizado por el paciente, el médico tratante, el anestesiólogo y el cirujano para tomar decisiones de tratamiento que influyan en resultados en el corto y largo plazo. El concepto final es el de prevenir el eventual desarrollo de complicaciones, las cuales pueden estar dadas por la patología que motiva la cirugía o las enfermedades asociadas, o bien ser consecuencia de la cirugía o, finalmente una combinación de las precedentes. La importancia de la valoración preoperatoria radica en que la mayoría de las complicaciones son previsibles y en gran número evitables. La consulta preoperatoria debe identificar las pruebas diagnósticas y las estrategias de tratamiento que optimicen el cuidado del paciente, provean información acerca del riesgo a corto y largo plazo y eviten estudios innecesarios. La utilización rutinaria de una amplia gama de pruebas diagnósticas, independientemente de las características clínicas del paciente, ha sido parte de la práctica médica durante muchos años. Sin embargo, la literatura médica actual ha demostrado que no existe justificación para muchas de estas evaluaciones diagnósticas de rutina.

Idealmente el paciente debe ser evaluado en un tiempo prudente antes del procedimiento. Este tiempo permite anticipar las intervenciones y evita demorar innecesariamente el procedimiento quirúrgico. En la consulta preoperatoria deben evaluarse cuidadosamente los antecedentes del paciente, considerando los motivos de la cirugía, los antecedentes quirúrgicos y las experiencias anestésicas previas. La medicación que recibe el paciente debe ser detallada, incluyendo también los medicamentos de venta libre. Algunos medicamentos pueden necesitar ser ajustados o suspendidos en el perioperatorio. Debe revisarse el esquema de vacunación y actualizar vacunas si es necesario. Debe interrogarse sobre tabaquismo, consumo de alcohol y/o drogas. El soporte familiar y social con que cuenta el paciente y sus necesidades en el postoperatorio debe ser considerado. La consulta preoperatoria puede ser también una oportunidad para evaluar aspectos del paciente más allá del procedimiento quirúrgico. Si bien debe quedar claro que esta evaluación no sustituye los servicios preventivos habituales ofrecidos por el sistema de salud, es sin embargo una buena oportunidad para trabajar con el paciente sobre prácticas preventivas generales e iniciar o continuar aspectos educativos. Por último, permite una instancia para mejorar el relacionamiento y la confianza médicopaciente, evacuar dudas, aceptar un eventual “nuevo estilo de vida” (por ej frente a una colostomía, amputación etc), tener noción del proceso de rehabilitación etc etc En esta instancia el paciente debe tener una participación activa y firmar el consentimiento informado.

Historia Clínica En la misma deberán explorarse: Alergias e intolerancias a medicamentos u otros agentes (especificar el tipo de reacción) – Problemas médicos – Historia quirúrgica – Traumas Medicación actual (tanto la indicada para tratamiento médico como de venta libre o autoprescripta) Aspectos del interrogatorio orientado al procedimiento y tipo de anestesia que recibirá el paciente. Exámen físico Peso y talla – Signos vitales, presión arterial, pulso, frecuencia respiratoria. Examen cardiovascular Examen pleuro-pulmonar Examen físico detallado de la zona en la cual se desarrollará la cirugía (cirugías previas, cicatrices, infección loco regional, etc) Otros. ■ Estado actual de los problemas médicos ■ Estado cardiaco ■ Estado pulmonar ■ Hemostasia (historia personal o familiar de sangrados anormales) ■ Posibilidad de anemia ■ Posibilidad de embarazo ■ Historia personal o familiar de problemas anestésicos ■ Tabaquismo ■ Alcoholismo ■ Estado general Asociación de riesgo y procedimiento La calificación de “Procedimientos de alto riesgo” se refiere primariamente a los riesgos cardiopulmonares derivados del procedimiento o de la anestesia. La definición de alto riesgo (>5% de incidencia combinada de muerte cardiovascular e infarto no fatal) es particular para cada procedimiento y paciente pero en líneas generales la mayor parte de los procedimientos de alto riesgo están incluidos en las siguientes categorías: ■ Cirugías Cardiovasculares ■ Procedimientos vasculares de la aorta y otros grandes vasos ■ Procedimientos arteriales periféricos ■ Procedimientos quirúrgicos prolongados (habitualmente más de dos horas) asociados con importantes reposiciones de líquidos o pérdidas de sangre (por ej.: resecciones pancreáticas, cirugía mayor en columna vertebral, etc.)

Fuente: Elsevier