Las hemorroides o almorranas son un almohadillado compuesto de vasos sanguíneos y fibras elásticas, que situado en la parte interna del ano ayuda a mantenerlo cerrado.
Por qué aparecen las hemorroides
Cuando el tejido del interior del ano desciende fuera del conducto anal o se inflama, se producen las hemorroides. Según los expertos en coloproctología, este es un problema frecuente, más de la mitad de la población padecerá algún síntoma a lo largo de su vida. En su aparición puede haber cierta predisposición hereditaria, y también las puede favorecer la postura erguida durante largos períodos de tiempo. El estreñimiento, el embarazo y el partoson las circunstancias más relacionadas con ellas ya que las congestionan y dilatan, ayudando a su exteriorización.
Los síntomas de las hemorroides y lo que suponen en el día a día de quien las sufre
Existen dos tipos de hemorroides:
– Las hemorroides externas se desarrollan bajo la piel. Sus síntomas derivan de una trombosis de las venas que las componen, habitualmente tras un esfuerzo importante para evacuar o una diarrea, produciendo dolor intenso.
– Las hemorroides internas están dentro del recto. En los grados iniciales, el único síntoma es la hemorragia de sangre roja viva al limpiarse, o que gotea o sale como un chorro al acabar de defecar (Grado I). Progresivamente, además de este síntoma, al que se puede asociar picor o escozor, las hemorroides salen del ano mientras se defeca (prolapso), pero vuelven hacia dentro posteriormente gracias a su elasticidad (Grado II). Cuando ésta se pierde, las hemorroides no vuelven al sitio espontáneamente, sino que hay que ayudarlas (Grado III). Finalmente, en algunos casos las hemorroides están permanentemente fuera del ano (Grado IV). El dolor sólo aparece ante complicaciones, como la trombosis o asociación a otros problemas como la fisura anal.
Aunque las hemorroides son causa muy frecuente de sangrado, éste es también un síntoma de procesos más graves como enfermedades inflamatorias intestinales, y sobre todo de pólipos y cáncer de colon y recto. Por ello, hay que acudir al coloproctólogo que indicará las pruebas diagnósticas necesarias. Por otra parte, las hemorroides no predisponen al cáncer, pero los síntomas pueden ser similares, por lo que hay que acudir a una consulta especializada.
Tratamientos y consejos para tratar las hemorroides
El tratamiento de las hemorroides debe de ser individualizado en función del grado concreto de la enfermedad.
Si los síntomas son leves, se indica el aumento en fibra de la dieta, asociado a incremento en la toma de líquidos para obtener una deposición blanda. Hay que evitar bebidas con cafeína, alcohol y picantes. Pasar largos ratos en el aseo favorece su congestión y debe evitarse. También son beneficiosos los baños de asiento de agua templada, y las cremas o pomadas, aunque éstas no deben ser empleadas más que durante unos días para evitar efectos secundarios. Algunas medicaciones venotónicas mejoran la circulación de la zona y son también útiles.
Técnicas eficaces y recomendadas para combatir las hemorroides
En grados algo más avanzados (II y III), determinadas técnicas realizadas en la propia consulta pueden resolver definitivamente el problema, como la esclerosis, la aplicación de infrarrojos o la ligadura elástica. Esta última consistente en colocar una anilla de goma sobre la hemorroide, que la estrangula, impidiendo su flujo sanguíneo. Pueden efectuarse sin molestias y de forma completamente ambulatoria sin requerir anestesia.
Los casos graves precisan de cirugía. En la actualidad existen diversas técnicas, dependiendo su elección de las características de cada paciente. En general se realizan bajo anestesia local y sedación y requieren pocas horas de ingreso hospitalario.
– Desarterialización hemorroidal y pexia: es una de las técnicas más novedosas, y consiste en la ligadura o sellado de los vasos sanguíneos que alimentan a las hemorroides, fijando a la vez la mucosa rectal para que no se exteriorice fuera del ano. Podemos emplear una tecnología especial con una sonda Doppler que localiza exactamente los vasos sanguíneos aunque no es estrictamente necesaria. Las molestias postoperatorias son escasas por lo general, y se indica en casos no muy avanzados.
– Hemorroidectomía: es la extirpación de las hemorroides, con múltiples variantes y se emplea para los casos más graves. Para mejorar las molestias postoperatorias, pueden emplearse técnicas que producen mínimo traumatismo en los tejidos, sin suturas y mediante instrumentos de coagulación y sellado vascular, que oscilan desde el cauterio con punta fina, generadores de sellado, bisturí ultrasónico, láser, etc, y en todos casos hay que ser especialmente cuidadosos con no lesionar los esfínteres anales.
– Fijación con grapadora (Técnica de Longo): es una técnica que no extirpa las hemorroides sino que las hace ocupar su posición original en el recto. Se emplea para ello una grapadora especial. Debe restringirse su uso a los pocos casos en que existe gran prolapso de la mucosa anal.
¿Es muy molesto el postoperatorio de las hemorroides?
Cualquiera de las técnicas usadas en la intervención se asocia a molestias, en ocasiones de importancia durante unos días, que requieren analgesia. Ello se debe a que las heridas están en una de las zonas más sensibles del organismo, las presionan los esfínteres anales y, además, tienen que dilatarse cuando se defeca. No existen instrumentos ni técnicas “milagrosas o indoloras” para los casos que requieren extirpación (hemorroidectomía).
¿Las hemorroides pueden volver a salir o el tratamiento garantiza su eliminación?
La cirugía no es la única ni la mejor opción, todo depende del grado concreto y las características individuales del paciente. Pueden asociarse dos técnicas diferentes para garantizar la curación y hacerlo con la mínima agresión y molestias posibles. Lo habitual es que el problema no vuelva a aparecer si se realiza el tratamiento indicado y de forma correcta.
¿El paciente puede hacer vida normal después de la cirugía para las hemorroides o debe seguir algún hábito?
Tras la curación del proceso, el paciente puede hacer una vida normal, si bien siguiendo hábitos higiénico-dietéticos. Es muy importante no abusar de irritantes como alcohol, café o alimentos muy especiados, tomar una dieta rica en fibra, beber abundantes líquidos y hacer ejercicio físico.
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