Los hongos son organismos que anteriormente fueron integrados en el reino vegetal pero que, actualmente, se consideran dentro de un reino distinto, dado que son incapaces de llevar a cabo la fotosíntesis de clorofila. Por dicho motivo su supervivencia y desarrollo dependen del sustrato que colonizan, de forma que son saprófitos o parásitos obligatoriamente.

Se han descrito unas 100.000 especies de hongos, pero solo unas pocas tienen la capacidad de condicionar enfermedades en el ser humano (micosis). Existen tres tipos de micosis: las superficiales, las intermedias y las profundas.

 

Tipos de micosis

Existen tres tipos de micosis, las superficiales, las intermedias y las profundas.

  • Micosis superficiales: el hongo limita su colonización a la piel, uña, pelo y mucosas de orificios naturales del cuerpo
  • Micosis intermedias: el agente responsable suele dar manifestaciones de micosis superficial pero, en pacientes inmunodeprimidos, puede propagarse a órganos internos. El mejor ejemplo es la infección por Cándida albicans
  • Micosis profundas: la expansión del hongo puede afectar a estructuras profundas de la piel, así como articulaciones y órganos internos, aunque se trata de entidades poco frecuentes en nuestro entorno.

 

División de las enfermedades fúngicas cutáneas

En función del agente responsable, se pueden dividir las infecciones fúngicas en tres apartados, las infecciones por Malassezia, las infecciones por Dermatofitos y las infecciones por Cándida albicans.

 

Infecciones por Malassezia furfur

En este caso se trata del hongo responsable de la micosis cutánea denominada Pitiriasis versicolor.

La P. versicolor es la más fecuente, así como la más superficial, ya que solamente se coloniza la capa más externa de la epidermis. Está caracterizado por la aparición de manchas asintomáticas que raramente se expanden más allá del cuello o del inicio de las extremidades. Se las llama versicolor porque su color puede variar en función del paciente, pudiendo ser marronáceas, rosadas o blanquecinas. Inicialmente se presentan como manchas pequeñas y aisladas pero, al extenderse, pueden confluir unas con otras dando lugar a lesiones grandes con “islotes” aislados en la periferia.

Se trata de una enfermedad que no tiene picor ni molestias, por lo que se puede tardar mucho tiempo en diagnosticar. Se trata, a su vez de una enfermedad poco contagiosa, ya que el agente responsable sólo prospera en determinadas condiciones locales, por lo que es muy infrecuente ver casos intrafamiliares e incluso con contactos muy íntimos y prolongados rara vez la pareja del afectado acaba presentando lesiones.

Se ha de diferenciar de otras discromías —alteraciones del color de la piel— como el vitíligo o la hipopigmentación residual (machas blanquecinas que aparecen después del verano cuando se desvanece el bronceado o después de la curación de determinadas dermatitis).

Micosis en la uña del pie
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Onicomicosis

Infecciones por Dermatofitos

Los dermatofitos son un grupo de hongos integrados en tres géneros principale (Trichophyton, Epidermophyton y Microsporum) cada uno de los cuales posee diversas especies. Cualquiera de ellos puede condicionar micosis cutáneas que no se diferencian según el agente responsable sino según la topografía o localización de las lesiones:

  • Tinea pedís o tiña de los pies. Es la comúnmente conocida como pie de atleta. Las lesiones predominan en los espacios interdigitales y/o en la planta de los pies. En función de la respuesta inflamatoria ver formas muy severas y agudas (enrojecimiento, formación de ampollas y erosiones con exudación, picor y dolor), otras más leves (descamación y maceración entre los dedos, picor moderado) y una forma crónica indolente que se presenta con aspecto de piel seca o escamosa pero sin cambios inflamatorios ni molestias subjetivas. Es “frecuente” en personas que frecuentan duchas o vestuarios públicos de instalaciones deportivas.
  • Tinea manum. Puede presentarse con el mismo aspecto que la tinea pedis pero es mucho menos frecuente y muchos casos tratados como micosis corresponden en realidad a eczemas y otras dermatitis no infecciosas. La unilateralidad y la existencia de unos bordes muy bien definidos pueden orientar el diagnóstico, que siempre deberá confirmarse mediante examen microscópico y/o cultivo en medios adecuados.
  • Tinea corporis. Corresponde a la infección fúngica de la piel que tiene vello pero no pelo terminal. Por tanto, a pesar de su nombre (corporis), puede afectar la cara de un niño o de una mujer, si bien en estas ocasiones puede usarse el término “tinea fasciei”. Las lesiones son bastante características pues se expanden centrífugamente a la vez que tienden a curar por el centro, formando así anillos o segmentos de arco. Pueden ser lesiones aisladas  o múltiples y, en este segundo caso, pueden confluir formando figuras policíclicas (anillos interconectados). Las lesiones producen picor y su rascado puede condicionar autoinoculación de las lesiones a otros territorios. Puede transmitirse entre humanos pero es más frecuente que el contagio sea a través de animales de pelo tales como conejos, cobayas, gatos u otras mascotas.
  • Tinea cruris. En este caso hablamos de micosis ubicada en las ingles. Por razones anatómicas obvias, tales como sudoración, maceración y calor local, son más intensos en el varón, por lo que se trata de una micosis poco frecuente en mujeres. Las lesiones comienzan en el pliegue de la ingle y se extienden centrífugamente formando un arco actico que tiende a descender por parte interior de los muslos.
  • Tinea captis. El hongo parasita elementos pilosos del cuero cabelludo. Existen formas no inflamatorias en las que, simplemente se forman placas en las que el pelo se rompe a poca distancia de su salida, pero la forma más frecuente y más severa es el conocido como Querion de Celso, en el que se desarrollan abultamientos como tumores con gran reacción inflamatoria, que incluye formación de costras que aglutinan pelo, abscesos y pus. Se trata de lesiones dolorosas.
  • Tinea barbae: es el equivalente al Querion de Celso pero afectando el pelo terminal de la barba de varones adultos. También es una forma inflamatoria con lesiones muy llamativas.
  • Onicomicosis. En este caso existe una invasión de la uña por dermatofitos. En un principio solo se produce un cambio de color, que se acaba asociando a un engrosamiento de la uña, aunque esta se puede destruir después parcial o totalmente.
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Tinea corporis

Infecciones por Cándida albicans

La cándida albicans es un agente oportunista cuyo comportamiento como patógeno puede estar producido por factores locales, tales como calor local, sudor, humedad o maceración y generales, como la obesidad, la diabetes… A su vez, puede producirse una colonización candidiásica en dermatosis preexistentes, como por ejemplo en la dermatitis del pañal de los bebés o por la presencia de un cuerpo extraño, como por ejemplo podría ser un DIU. Como en el caso de las infecciones por dermatofitos, existen distintas variantes topográficas de la Cándida albicans.

  • Intertrigo candidiásico. Se trata de la respuesta inflamatoria en grandes pliegues anatómicos como axilares. Comúnmente el pliegue se muestra con un color rojo brillante, húmedo y con pequeñas pústulas periféricas.
  • Candisiasis interdigital. Afecta especialmente a personas que en su profesión mantienen las manos en condiciones de humedad, como serían cocineros, pescaderos… Se presenta como un enrojecimiento, maceración y exudación de uno o más espacios interdigitales de las manos. El pliegue más frecuentemente afectado es el que separa el tercer del cuarto dedo.
  • Vulvovaginitis candidiásica. Se trata de una infección bastante frecuente en mujeres  e incluso se llega a considerar como una ETS. En ocasiones, la patología aparece solo cuando se dan condiciones favorables para su desarrollo, como por ejemplo diabetes, tratamientos con corticoides o inmunodepresores. La afectación de genitales externos provoca enrojecimiento, hinchazón y erosiones de la vulva y la invasión de la vagina condicionará secreción espesa o grumos de material blanco lechoso.
  • Balanopostitits candidiásica. Corresponde a la colonización de la cara interna del prepucio y la superficie del glande. A parte de lo antes mencionado en la mujer (transmisión sexual y factores favorecedores), están más predispuestos los varones con prepucio pronunciado o cuando es difícil mantener limpio el glande. Clínicamente se presenta como un piqueteado de pequeñas lesiones pustulosas que acaban confluyendo dando lugar a enrojecimiento, erosión superficial, presencia de residuos blanquecinos y picor intenso. Es muy poco frecuente en pacientes operados de fimosis.
  • Candidiasis oral. La forma más frecuente es el llamado “muguet” que consiste en la invasión candidiásica de la lengua. Se presenta como una lengua blanca, cubierta por una material de aspecto lechoso que, a veces, afecta otras partes de la mucosa oral.
  • Queilitis angular. Consiste en el compromiso de las comisuras labiales que se muestran rojas, maceradas, cubiertas de costras y con una pequeña fisura en el fondo. Puede ser el resultado de la expansión de una candidiasis oral pero también es frecuente en pacientes que, por pérdida de piezas dentarias o mala adaptación de una prótesis, presentan un pliegue en cada comisura que está en permanente contacto con la saliva.
  • Candidiasis del lactante. En este caso es relativamente frecuente que el contacto con los pañales húmedos provoque una irritación de la zona (“dermatitis del pañal”) que secundariamente sea colonizada por la cándida albicans. En la zona enrojecida aparecen pequeñas pústulas que acaban erosionándose.
  • Paroniquia candidiásica. Se trata de una afectación que afecta al tejido que rodea la uña. La cándida tiene mayor apetencia por el tejido que rodea la uña de forma que, aunque puede provocar cambios en la propia lámina, lo más característico es que condicione un panadizo o “uñero”, con enrojecimiento, tumefacción o incluso colección de pus en dicho tejido.

Tratamiento de la micosis cutánea

Hoy en día, existen en el mercado numerosos productos de aplicación local que son muy eficaces para erradicar hongos. En micosis muy extendidas o recidivantes, se puede recurrir a fármacos de ingesta oral.

Entre profanos en la materia circula el mito de que los hongos son muy difíciles de erradicar y temen que se les diagnostique dicha infección. Sin embargo las cosas son absolutamente al revés: entre otros ejemplos podemos comentar que es mucho más fácil curar una tinea pedis que una psoriasis plantar o un eczema crónico plantar

Para más información sobre los hongos y su incidencia en humanos, consultar con un especialista en Dermatología

 

Al final la recomendación es visitar a su Dermatólogo o en su defecto visitar nuestro sitio web https://medicosenmerida.mx/medicos-en-merida/dermatologos-4/ para encontrar el especialista que mejor se adapte a sus necesidades.