Son muchas las cosas que pueden causar problemas de crecimiento, como las enfermedades o los problemas de alimentación. Una vez que los médicos detectan la causa del problema, pueden trabajar con las familias para ayudar a que el niño vuelva a lograr un patrón de crecimiento saludable.

En parte, esto se debe a que no son una enfermedad o un trastorno en sí mismos. Por el contrario, son una señal de que un niño está desnutrido. En general, los niños que no crecen no reciben o no pueden incorporar, conservar o utilizar las calorías que los ayudarían a crecer y aumentar lo suficiente de peso.
Los médicos suelen diagnosticar la afección en los bebés y los niños pequeños; un momento en el cual el desarrollo físico y mental es importante. Después del nacimiento, el cerebro de los niños crece tanto en el primer año de vida como crecerá durante el resto de la vida del niño. La mala nutrición durante este período puede tener efectos peligrosos a largo plazo en el desarrollo del cerebro.
Al llegar a los 4 meses, la mayoría de los bebés duplican el peso con el que nacieron y al año, lo triplican. Pero los niños que tienen problemas de crecimiento no suelen alcanzar estas etapas de desarrollo. A veces, un niño que comienza “rellenito” y parece estar creciendo adecuadamente puede aumentar menos de peso más adelante. Después de un tiempo, el crecimiento también puede hacerse más lento.
Si el problema continúa, los niños desnutridos pueden hacer lo siguiente:

  • perder el interés por lo que los rodea
  • evitar el contacto visual
  • tornarse molestos
  • no alcanzar las etapas de desarrollo, como sentarse, caminar y hablar, a la edad habitual
  • No recibir una cantidad suficiente de alimentos.En algunos casos, los padres causan el problema por error. A veces, un padre mide incorrectamente la fórmula y el bebé recibe muy pocas calorías. Los problemas de amamantamiento y de transición hacia los alimentos sólidos también pueden causar problemas de crecimiento. Los padres que se preocupan porque su hijo pueda estar gordo tal vez restrinjan la cantidad de calorías que le dan al bebé. Y a veces, los padres no prestan suficiente atención a las señales de hambre del niño o no pueden comprar suficientes alimentos para el niño.
  • El niño come muy poco.Algunos niños tienen problemas para comer lo suficiente debido a que son prematuros, tienen retrasos en el desarrollo o afecciones, como el autismo, debido a las cuales no comen suficientes alimentos con una textura o un sabor determinados.
  • Problemas de salud relacionados con el aparato digestivo.Varias afecciones médicas pueden impedir que el niño aumente de peso. Entre ellas, se encuentran el reflujo gastroesofágico, la diarrea crónica, la fibrosis quística, la enfermedad hepática crónica y la enfermedad celíaca.

    En el caso del reflujo, el esófago puede irritarse tanto que el niño se niega a comer por el dolor. La diarrea persistente puede hacer que al organismo le resulte difícil retener los nutrientes y las calorías de los alimentos. Tanto la fibrosis quística, como la enfermedad hepática crónica y la enfermedad celíaca causan problemas en la capacidad que tiene el cuerpo para absorber los nutrientes. Es posible que el niño coma mucho, pero el cuerpo no absorbe ni retiene lo suficiente de esos alimentos. Los niños con enfermedad celíaca son alérgicos al gluten, una proteína presente en el trigo y otros cereales. La respuesta anormal del sistema inmunitario a esta proteína daña el revestimiento del intestino y este no puede absorber adecuadamente los nutrientes.

  • Intolerancia a los alimentos.La intolerancia a los alimentos, que no es lo mismo que una alergia a los alimentos, significa que el cuerpo es sensible a determinados alimentos. Por ejemplo, la intolerancia a la proteína de la leche significa que el cuerpo no puede absorber alimentos con proteínas de la leche, como el yogur o el queso, y esto podría derivar en problemas de crecimiento.
  • Una enfermedad o un trastorno continuo.Los niños que tienen problemas para comer (por ejemplo, debido a que son prematuros o tienen una fisura palatina) tal vez no ingieran suficientes calorías como para tener un crecimiento normal. Otras afecciones relacionadas con el corazón, los pulmones o el sistema endocrino pueden incrementar la cantidad de calorías que necesita un niño y hacer que sea difícil comer lo suficiente como para cubrir esta necesidad.
  • Los parásitos, las infecciones del aparato urinario, la tuberculosis y otras infecciones pueden obligar al cuerpo a usar los nutrientes rápidamente y reducen el apetito. Esto puede provocar problemas de crecimiento a corto o largo plazo.
  • Trastornos metabólicos.Los trastornos metabólicos son afecciones médicas que hacen que al organismo le resulte difícil descomponer, procesar o extraer energía de los alimentos. También pueden hacer que un niño coma poco o vomite.

A veces, los problemas de crecimiento se deben a una combinación de problemas médicos y de factores ambientales. Por ejemplo, si un bebé tiene reflujo gastroesofágico grave y no quiere comer, el momento de comer puede resultar estresante. Quizás el bebé esté molesto o frustrado y quien cuida de él no pueda darle al niño suficiente alimento.
En otros casos, los médicos no saben con precisión qué es lo que provoca el problema.
Muchos bebés atraviesan breves períodos en los cuales su peso se estanca o incluso bajan un poco de peso. Esto no es inusual. Sin embargo, si un bebé no sube de peso durante 3 meses seguidos durante el primer año de vida, los médicos suelen preocuparse.
Los médicos utilizan tablas de crecimiento para marcar el peso, la altura y la circunferencia de la cabeza, que se miden en cada examen de rutina. Los niños pueden tener problemas de crecimiento si caen por debajo de un determinado nivel de peso para su edad o si no suben de peso al ritmo esperado.
Para determinar si hay un problema, los médicos pedirán una historia clínica detallada del niño, que incluya el historial de alimentación. Esto ayuda a los médicos a ver si el problema se puede deber a una falta de alimentación, estrés en el hogar o a problemas de alimentación. Un nutricionista u otro profesional de la salud también pueden hacer un seguimiento de las calorías de la dieta de un niño para asegurarse de que esté recibiendo suficientes calorías.
Los médicos podrían solicitar exámenes (como un análisis de orina o un hemograma) para comprobar si existen problemas médicos de fondo. Si se sospecha que existe un trastorno o una enfermedad en particular, tal vez el médico ordene otros exámenes para detectar esa afección.
El tratamiento para los niños con problemas de crecimiento incluye asegurarse de que el niño reciba las calorías necesarias para crecer y abordar cualquier problema de alimentación subyacente. Con frecuencia, esto requiere la ayuda de un equipo de atención, que puede incluir a los siguientes profesionales:

  • el médico de cabecerao pediatra
  • un dietista tituladopara evaluar las necesidades alimenticias del niño
  • terapeutas ocupacionales que ayuden a los encargados del cuidado del niño y al niño mismo a desarrollar conductas de alimentación exitosas
  • terapeutas del habla para abordar cualquier problema con la succión o la deglución
  • un trabajador socialsi la familia tiene problemas para obtener suficientes alimentos para el niño
  • psicólogos y otros profesionales de la salud mentalsi existen problemas de conducta
  • especialistas (como un cardiólogo, un neurólogo o un gastroenterólogo) para tratar las afecciones médicas subyacentes

En general, los niños que tienen problemas de crecimiento pueden recibir tratamiento en el hogar con visitas médicas regulares. El médico recomendará alimentos con muchas calorías y, tal vez, le recete al bebé una fórmula hipercalórica. Según los hábitos alimenticios del niño, el médico puede recomendar que se le ofrezcan alimentos con determinadas texturas, espaciar las comidas para asegurarse de que el niño tenga hambre, evitar las calorías “vacías” (como jugos y dulces) y otras estrategias, que dependen de la afección del niño y de la situación familiar.
En los casos de problemas de crecimiento graves, los niños que no crezcan con el tratamiento inicial tal vez necesiten alimentación por sonda. En la alimentación por sonda, se coloca un tubo delgado que va desde la nariz hasta el estómago. A través de la sonda, se ofrece una nutrición líquida a una velocidad constante, que se suele administrar únicamente por la noche. El niño puede continuar realizando las actividades cotidianas y comiendo libremente durante el día. Una vez que comience a recibir más calorías, el niño se sentirá mejor y probablemente comience a comer más por sí mismo. En este momento, se puede retirar la sonda.
Los niños con problemas de crecimiento extremadamente graves tal vez necesiten recibir tratamiento en un hospital. Allí, se los alimentará y controlará las 24 horas del día a lo largo de 10 a 14 días (o más), hasta que suban de peso. Después, los síntomas de desnutrición grave pueden tardar meses en desaparecer.
La duración del tratamiento puede variar. Subir de peso lleva tiempo; por lo tanto, tal vez pasen algunos meses hasta que el niño regrese al nivel normal. Cuando la afección se debe a un trastorno o una enfermedad crónica, los niños tal vez deban ser controlados regularmente en el consultorio médico. En estos casos, el tratamiento puede llevar aún más tiempo; tal vez, toda la vida.
Si está preocupado porque su hijo pueda tener problemas de crecimiento, recuerde que son muchas las cosas que provocan un aumento de peso más lento. Por ejemplo, los bebés que son amamantados y los que toman biberón suelen aumentar de peso a distinto ritmo cuando son recién nacidos.
La genética también desempeña un papel importante en el aumento de peso. Por lo tanto, si los padres de un bebé son delgados, tal vez el bebé no aumente de peso rápidamente. Sin embargo, los bebés deben aumentar de peso a un ritmo constante. Por regla general, los bebés suelen comer con frecuencia en un período de 24 horas y deben aumentar aproximadamente 1 onza por día durante el primer mes de vida. Puede resultar difícil calcular esto en el hogar (aun cuando tenga una balanza); por eso es importante que visite regularmente al médico del niño. Los médicos pueden detectar problemas en los exámenes de rutina; por lo tanto, es importante que acuda a estas citas.
Si nota una caída en el aumento de peso o si el bebé no parece tener su apetito habitual, llame al médico. También debe llamarlo si detecta cualquier cambio de importancia en el patrón de alimentación. Los niños pueden pasar días y, en algunos casos, semanas en los que demuestren poco interés por los alimentos, pero esto no debe ocurrir en los bebés.

Si tiene problemas para alimentar a su bebé, el médico puede ayudarlo. Cuando un niño no come de buena gana, los padres pueden sentirse frustrados y pensar que están haciendo algo mal. Esto puede empeorar aún más el problema, provocando estrés en usted y su bebé. En este caso, hable con el médico y obtenga ayuda para ambos.

Fuente: Kids Healt