Una ausencia dental (propiamente llamada edentulismo) es la consecuencia de la pérdida de una pieza dental definitiva, ya sea por su caída o su extracción por parte de un dentista.

Aunque este problema puede darse en todas las épocas de la vida, la pérdida de los dientes afecta más a personas de edades avanzadas, que suelen tener las encías en peor estado y más problemas de densidad ósea, sobre todo en las mujeres con osteoporosis.

Además de traumatismos (golpes), que pueden causar la pérdida de uno o más dientes, la pérdida de piezas dentales suele producirse por dos causas principales:

Una enfermedad periodontal en su etapa más avanzada destruye el tejido que sostiene el diente, por lo que las piezas dentales acabarán moviéndose y cayendo.

También puede causarla una caries tan grave que no sea posible salvar el diente con una endodoncia. En ese caso, se hace necesario extraer la pieza dental para aliviar el dolor del paciente y evitar que se extienda la infección.

Una persona con ausencias dentales no puede masticar bien los alimentos, por lo que debe limitarse a alimentos blandos, y la incomodidad que ello genera. Además, con el deterioro de su función masticatoria, se expone a todo un abanico de problemas digestivos y nutricionales. Los cambios en su mecánica al masticar también pueden producir problemas de oído, dolor de cabeza o en las cervicales.

Pero, hoy día, las consecuencias son sobre todo a nivel psicológico. Perder un diente, sobre todo en el frente estético (la parte visible de la sonrisa) puede causar verdaderos problemas de autoestima, en una sociedad como la de hoy en día, que valora tantísimo el aspecto juvenil y saludable

De hecho, varios estudios de universidades estadounidenses, japonesas y australianas han concluido que los pacientes que solucionaban sus ausencias dentales con implantes osteointegrados se sentían con mucha más confianza y eran más felices en su vida diaria que antes de solucionar su ausencia dental.

Las ausencias dentales suelen tratarse con prótesis y puentes dentales removibles (las dentaduras postizas de toda lo vida), pero estas soluciones tienen sus limitaciones. Estas prótesis de resina (o metal y resina) se adhieren a la encía de forma deficiente, lo que causa que al paso del tiempo se desajusten.

El mejor tratamiento para las ausencias son los implantes dentales. Consisten en un tornillo de titanio o zirconio, que se integra perfectamente en el hueso del maxilar y la mandíbula, sobre el que se coloca una corona.

Con un implante dental que el paciente note en ningún momento una diferencia con un diente natural. No existe nada que sustituya por completo a un diente natural, pero un implante osteointegrado se acerca todo lo posible.