Mito 1. El dolor siempre significa que hay algo que está mal
Tradicionalmente, el dolor se ha considerado un “signo” de lesión física. Este tipo de dolor de advertencia se llama dolor agudo. El dolor crónico se refiere a aquel que continúa luego de un tiempo normal de curación, o cuando una lesión parece haber sanado.
El dolor crónico puede estar provocado por tensión muscular, cambios en la circulación, desbalance postural, trastornos psicológicos y cambios neurológicos. También es sabido que el dolor que no se alivia, se asocia con un aumento de la tasa metabólica, excitación espontánea del sistema nervioso central, cambios en la circulación sanguínea en el cerebro, y cambios en el sistema límbico-hipotalámico (responsable de las emociones).
La participación de los procesos neurológicos explica por qué el dolor crónico puede producirse en ausencia de estímulos externos.
Entonces, el dolor puede estar provocado por muchas cosas, y el dolor crónico en particular no puede comprenderse en términos de una simple lesión física (o “modelo de dolor”).
El dolor crónico tampoco es siempre lo que parece. A veces el dolor es etiquetado como “crónico”, cuando ha perdurado por un largo tiempo y no puede determinarse su causa. Cuando la causa del dolor es desconocida, no es estrictamente correcto etiquetarlo como dolor crónico, ya que puede ser la señal de alguna lesión que todavía no se ha descubierto. O el dolor puede incluir “brotes” provocados por el exceso de actividad, en cuyo caso en realidad es dolor agudo. Al final del día, tenés que decidir el significado de tu dolor, basándote en una combinación de consejo médico y tus propias opiniones.
Mito 2. Si no se puede encontrar la causa de tu dolor, debe “estar en tu mente”
Aunque sabemos que el dolor es provocado y mantenido por una combinación de factores físicos, psicológicos y neurológicos, muchas personas siguen actuando como si pudiera comprenderse en términos de una patología física. Por ejemplo, los cirujanos que le dicen al paciente “la operación fue un éxito, usted no debería tener dolor”, o los médicos que rehúsan recetar medicamentos porque no encuentran una causa física para el dolor. La noción de que el dolor debería ser proporcional a la lesión es una idea vieja pero popular, que viene de la teoría de la especificidad del dolor, que propone que el dolor es ocasionado por una lesión física. A pesar de su continuada popularidad en la conciencia popular, esta teoría tiene varios problemas y se abandonó hace más de 30 años.
Uno de los problemas de la teoría de la especificidad es la incapacidad de explicar el elevado número de personas con dolor sin ninguna causa física obvia. Por ejemplo, un relevamiento realizado en Estados Unidos hace unos años en 10.000 casos de dolor de cintura, encontró que más del 75% de estos casos no tenía una explicación médica adecuada. Parece improbable que el dolor de todas estas personas sea “psicológico”. El descubrimiento del rol de los procesos neurológicos también significa que el dolor que puede producirse en ausencia de estímulos externos detectables, no debería considerarse anormal. En lugar de decir que el dolor “está en la mente”, podemos decir que está “en el cerebro”.
Mito 3. El dolor es bueno para tu carácter
Así de ridículo como suena, mucha gente actúa como si esto fuera cierto. Quienes sufren de dolor hacen esto no quejándose de su dolor, manteniendo comportamientos que solo lo agravan, e ignorando signos de que su dolor no está controlado de manera adecuada (por ejemplo, irritabilidad, mala calidad de sueño), en lugar de hacer algo al respecto. Los especialistas hacen esto negando el uso de medicamentos efectivos o alentando a realizar actividades que indebidamente agravan el dolor. Quienes sufren de dolor crónico son más propensos a sufrir ansiedad, depresión, pensamientos suicidas, trauma, problemas familiares y otros síntomas psicológicos. El dolor crónico que no se alivia es desesperante, y no desarrolla el carácter.
Mito 4. Mostrar dolor o quejarse es un signo de debilidad
Muchas culturas ven la capacidad de mantenerse en pie como un signo de fortaleza. Esta capacidad ciertamente habrá tenido un valor para la supervivencia en las sociedades más belicosas del pasado. Aunque los tiempos han cambiado, vemos un eco de esa tradición hoy en día cuando la gente tiene miedo de hablar sobre su dolor por temor a ser etiquetada como “quejosa” o débil. No comunicar que uno tiene dolor puede llevar a un mal tratamiento de las lesiones, a un mal manejo médico, así como a un aumento de la probabilidad de tener dolor crónico y depresión. El dolor solo puede superarse si se reconoce y se expresa.
Mito 5. Algunas personas no quieren mejorar porque se benefician al tener dolor
“Beneficio secundario” es la jerga médica para cualquier beneficio aparente que un paciente logra teniendo dolor, como atención, compensación financiera, etc. El “beneficio secundario” puede usarse para implicar que quien padece dolor está aferrado a él, lo que generalmente hace que esa persona se sienta culpable y juzgada. Para la mayoría de quienes sufren de dolor, los beneficios secundarios raramente son más deseables que recobrar su salud y su vida. La investigación ha mostrado que es raro exagerar el dolor o fingir estar enfermo. Aún si alguien se estuviera aferrando a su dolor, no se lo debería juzgar por eso. Es más constructivo buscar las causas y tratarlas.
Mito 6. El mejor paciente no le hace muchas preguntas a su médico
La relación médico-paciente tradicionalmente significó que el paciente adoptaba una actitud humilde y respetuosa. Muchos de nosotros estamos profundamente conscientes de lo ocupados que están nuestros médicos, y somos reacios a abrumarlos con demasiadas preguntas. El dolor crónico también es un problema difícil de tratar para los médicos, y podemos estar avergonzados de admitirlo; por ejemplo, admitir que la medicación fue inefectiva. Desgraciadamente, esto con frecuencia lleva a no reportar el dolor como se debería, lo que constituye una de las mayores causas de las fallas en el tratamiento. La relación médico-paciente siempre es una calle de dos manos. Esto es particularmente válido con el dolor, que es invisible y no se puede ver en ningún estudio, haciendo que el médico dependa totalmente de lo que vos le decís. Esto no solo es importante; es tu responsabilidad contarle al médico tus problemas.
Mito 7. En general, clínicamente el dolor crónico se maneja bien
Tenemos mucha confianza en el sistema médico. A veces hay una tendencia a “culpar al paciente” cuando los tratamientos fallan. Sin embargo, una investigación reciente estableció que el dolor crónico es “extremadamente poco tratado” en el 50% de los casos: en un estudio reciente, el 50% de los pacientes con dolor crónico tenían un alivio inadecuado del dolor y habían considerado suicidarse para escapara de su dolor. Lo cierto es que el manejo del dolor es un área de la medicina que se admite se encuentra en estado de crisis. Hay muchas razones para que esto suceda, incluyendo factores culturales, históricos y científicos. Por ejemplo, el manejo del dolor es una especialidad relativamente nueva; hasta hace poco ni siquiera se enseñaba en las escuelas de medicina. Muchas personas todavía desestiman el dolor que no se acompaña de una lesión física obvia. Esto conlleva a repetir que, si tenés dolor excesivo, tenés la responsabilidad de comunicarle tus problemas a tu médico, a veces a pesar de las afirmaciones de que “hemos hecho todo lo que hemos podido”.
Mito 8. “Tenés que aprender a convivir con el dolor…”
Con unas pocas raras excepciones, no hay necesidad de que hoy en día alguien tenga que vivir con un dolor insoportable. A veces, luego de muchas investigaciones y tratamientos diferentes, el dolor todavía puede ser demasiado para tolerarlo. No te des por vencido. Hay más opciones de tratamiento disponibles que antes, desde procedimientos médicos avanzados hasta abordajes alternativos, como la acupuntura, las máquinas de TENS y el abordaje psicológico, hasta los poderosos opioides. Mucha gente pierde la esperanza por miedo o ignorancia. No te desanimes, seguí preguntando y buscando información.