Los nódulos son pequeños engrosami­en­tos organizados, benignos, que crecen generalmente en el tercio medio o anterior del borde libre de ambas cuerdas vocales como consecuencia del abuso de la voz, y son las lesiones orgánicas más frecuen­te de la la­ringe.

Los nódulos son más frecuentes en las mujeres entre 20 y 45 años y esto coincide con el periodo de la vida que con más intensidad se expone el órgano laríngeo a los traumas y a los agentes irritantes. En los niños no son tan frecuentes, pero pueden existir, sobre todo en aquellos en que es muy difícil controlar su conducta oral (gritones, perretas frecuentes).

Algunas causas se originan en

El hablar mucho, gritar, imitar voces, cantar en un registro inadecuado, carras­pear con frecuencia, la tos crónica y todo lo que tenga que ver con un trabajo excesivo de las cuerdas vocales. Hay que tener en cuenta que cada vez que se emite un sonido, las cuerdas vocales chocan entre sí y vibran en la línea media de la laringe. Si este choque es muy fuerte o constante, se van traumatizando los bordes y se van inflamando hasta constituirse en nódulos vocales.

Los factores de riesgo

Los fumadores, los expuestos a irritantes externos (detergentes, polvo, gases, productos químicos), o a irritantes internos, como el reflujo gastroesofágico, o en los estados alérgicos. Algunos de los factores de riesgo en los profesionales que utilizan la voz son: ruido de fondo, mala acústica del am­biente, distancia amplia al hablar, calidad deficiente del aire (sequedad, polvillo), humedad excesiva, malos hábitos posturales en el trabajo y carga vocal intensa (tiempo e intensidad).

Son siempre benignos. Hay que decir que el nódulo vocal no es un padecimiento, sino una condición temporal que se crea en un individuo y que no tiene por qué prolongarse en el tiempo ni repetirse si se hace un buen tratamiento.

Las personas más vulnerables a padecer disfonías crónicas por nódulos vocales son los profesionales de la voz (maestros, actores, locutores, cantantes, telefonistas, políticos, dirigentes). Pero no es privativa de ellos. Pueden verse también en vendedores que pregonan sus productos. Hay cierto tipo de sordera que puede propender a la formación de nódulos vocales ya que el individuo cuando habla tiende a elevar la voz para es­cucharse.

Los síntomas y signos de que este trastorno se está anidando en nuestras cuerdas vocales son subjetivos como cansancio vocal, carraspera, resequedad faríngea y laríngea, tensión en los músculos del cuello, tos, sensación de tener un cuerpo extraño en la faringe, y pudiera llegar al dolor. Objetivamente se constata ronquera de diferentes grados, en la que está implicada una disminución de la intensidad de la voz. La voz es aireada, hay roturas de los to­nos y mal manejo del aire espiratorio (exhalar), que no es suficiente para llegar hasta el final de la frase que se quiere decir, por lo que a veces da la sensación de que la persona tiene falta de aire. Estos síntomas y signos generalmente son de larga evolución por lo que se dice que el paciente tiene una disfonía crónica.

Un médico especialista como otorrinolaringólogo y/o foniatría, nos pueden ayudar a diagnosticar y dar tratamiento mediante la laringoscopia indirecta que es un procedimiento sencillo e indoloro donde se constata la existencia o no del problema.

Cuando los nódulos son pequeños, o de características inflamatorias (blandos), se tratan con medicamentos antiinflamatorios (esteroides), y con reposo absoluto de voz. Después vendría un periodo de ejercicios foniátricos para restablecer la función de las cuerdas vocales y evitar que vuelvan a salir. Si los nódulos son medianos o grandes, o de consistencia sólida, el tratamiento es quirúrgico y luego foniátrico.

Para su prevención es necesario hacer conciencia de no abusar de la voz, eliminar de los hábitos tóxicos e irritantes nasales, faríngeos y laríngeos y la necesidad de que se imponga una meta a lograr con la voz.