El impétigo es una enfermedad caracterizada por la aparición de ampollas en la piel. Existen dos tipos: uno no ampolloso también llamado contagioso, que no cursa con ampollas sino con erosiones de la piel y costras amarillentas con aspecto de miel, y otro que cursa con pequeñas vesículas y ampollas.
Estas ampollas, debido a la presencia de la bacteria causante, se pueden tornar secas y amarillentas con el paso de los días y son altamente infectantes para el niño que las padece como para otros niños, por lo que suelen existir más lesiones en contigüidad y otros familiares-amigos afectados. El diagnóstico suele ser clínico, mediante la exploración física y la anamnesis del dermatólogo, pediatra o médico de familia. En casos dudosos, el diagnóstico definitivo lo ofrece el cultivo microbiológico del exudado de las lesiones.
Existen otras muchas enfermedades dermatológicas que pueden plantear un difícil diagnóstico del impétigo por lo que es recomendable acudir con un dermatólogo pediatra.