De acuerdo al Estudio Nacional de Salud y Envejecimiento en México (ENASEM) realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) en colaboración con la Universidad de Texas, Universidad de Wisconsin, el Instituto Nacional de Geriatría  y el Instituto Nacional de Salud Pública, las estadísticas en México aseguran que nos encontramos en una época en la que vivimos un crecimiento acelerado en cuanto al envejecimiento.

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Además de comprobar el aumento paulatino en el proceso de envejecimiento de la población, el estudio nos permite conocer las estadísticas planteadas para el año 2020, en dónde hipotéticamente las personas mayores constituirán una octava parte del total de la población con poco más de 15 millones de personas, mientras que en el 2040, se estima que uno de cada cuatro mexicanos se situará en este grupo.

Teniendo conocimiento de estos datos y estadísticas, resulta casi inevitable cuestionarnos ¿de qué manera repercutirá la evolución de la geriatría a la medicina y los avances de la misma?

En la actualidad la geriatría es considerada como una especialidad joven para gente mayor, pero no sólo se trata de la ciencia que estudia los procesos de envejecimiento, sino de un nuevo escenario económico, cultural y social que abre enormes oportunidades en un futuro a corto y mediano plazo en el mundo de las especialidades médicas.

No se trata de considerarlo sólo como un aspecto que tarde o temprano se presentara en la población, sino de tener la certeza que en un futuro no muy lejano, la demografía estará compuesta en su mayoría por personas mayores que demandarán atención y cuidados, mismos que abrirán la puerta a las nuevas generaciones de médicos para cubrir esas necesidades.