Prevenir, es mejor que lamentar. Este refrán es especialmente cierto en el caso de la salud femenina. Aunque a veces te incomode ir al ginecólogo, es necesario cuidar tu salud genital para evitar enfermedades tan graves como el sida o el cáncer.
Hay distintos tipos de pruebas y exámenes, todo depende de tu edad, si presentas algún trastorno o simplemente por revisión de rutina.
Si eres mayor de 18 años y, sobre todo, si eres sexualmente activa, debes acudir periódicamente a la consulta con tu ginecólogo. Esto es especialmente relevante si notas alguna anomalía, sientes dolor en el área pélvica o genital o has tenido algún tipo de contacto sexual de riesgo.
1. Papanicolaou: es una prueba importante ya que detecta anomalías que pueden conducir al cáncer de cérvix o cuello uterino. Los expertos recomiendan hacerse el papanicolaou a partir de los 21 años de edad y que continúen haciéndolo cada dos años hasta los 30 años; posteriormente, se deben examinar cada tres años. Si la prueba de papanicolaou detecta una anomalía, es posible que sea necesario realizar pruebas adicionales o administrar algún tratamiento.
2. Biopsia: si el ginecólogo considera que tienes una lesión atípica, extraerá una pequeña muestra de la misma para, analizar sus características en el laboratorio.
3. Dilatación y legrado: se hace un pequeño raspado de la pared del úteropara diagnosticar anomalías en el endometrio.
4. Histerosalpingografía: se utiliza para ver el interior del útero. Se introduce una sonda de tres o cuatro milímetros de grosor que porta un sistema óptico. Con esta prueba se estudia el endometrio, la capa interna del útero. Se realiza cuando la mujer padece alteraciones del ciclo menstrual, problemas defertilidad o para detectar malformaciones de esta cavidad.
5. Ecografía genital: a través de este estudio se pueden ver alteraciones en la matriz (como miomas, muy frecuentes en mujeres de 40 a 50 años), quistes en los ovarios, alteraciones en las trompas de Falopio, tumores ováricos, uterinos, alteraciones del endometrio, pólipos, o malformaciones. Es una prueba diagnóstica imprescindible ante la sospecha de patología en el útero o los ovarios.
6. Mamografías: hay que realizarlas obligatoriamente a partir de los 40 o 50 años, cada dos años aproximadamente. Si existe alguna anomalía, se puede realizar antes. Es importante saber que si se tiene prótesis mamaria, el médico determinará cuándo y cada cuánto se debe hacer, para evitar cualquier problema que puede generar la misma.
7. Ecotomografía: esta exploración se realiza con un aparato que emite y recoge ultrasonidos como si fuera un radar, y permite detectar cualquier cambio en los genitales internos, por pequeños que sean.
8. Colposcopia: es la observación detallada del cuello del útero, paredes y entrada de la vagina mediante un aparato –llamado colposcopio- formado por un sistema de lentes. Esta prueba deberán realizársela aquellas mujeres con sospecha de contagio o con presencia del virus del papiloma humano.
9. Citología: es un estudio microscópico de las células del aparato genital. Existen varios tipos de citología; la vaginal, la de vulva, de endometrio, de ovario o de mama. En general, se trata de una prueba indolora aunque las molestias que provoca dependen en gran medida de la zona de la que se vayan a extraer las células.
10. Densitometría ósea: es una técnica diagnóstica que permite medir la densidad mineral del hueso, es decir, su contenido en calcio, por medio de los rayos X. Constituye la principal herramienta diagnóstica utilizada en la osteoporosis y de esta manera se puede determinar el riesgo de sufrir fracturas óseas.
Recuerda que hay que visitar al ginecólogo mínimo una vez al año, sin embargo, si detectas alguna anomalía acude de inmediato. No olvides que la prevención mejora tu calidad de vida.