La audición es la percepción de las ondas sonoras que se desplazan por el espacio. Este proceso da inicio cuando un objeto o fuente sonora vibra, estas ondas se desplazan por el espacio hasta llegar a nuestro pabellón auricular u oreja, el cual es una estructura cartilaginosa, su función es recoger las ondas sonoras y conducirlas hacia el interior del oído, ya en el canal auditivo éstas viajan hasta chocar con el tímpano, una membrana elástica, semitransparente y un poco cónica. Los movimientos de la membrana timpánica se transmiten al oído medio por medio del movimiento de los huesos del oído medio, llamados martillo, yunque, lenticular y estribo (son estos los huesos más pequeños del cuerpo humano), hasta la cóclea o caracol en donde el movimiento es convertido en impulso nervioso que es conducido por el nervio auditivo hasta el cerebro en donde la señal es interpretada como una imagen sonora. el proceso termina con la interpretación y respuesta que el escucha da al mensaje recibido.

Todos escuchamos la música según nuestras personales condiciones. Pero para poder analizar más claramente el proceso auditivo completo lo dividiremos, por así decirlo, en sus partes constitutivas. En cierto sentido, todos escuchamos la música en tres planos distintos. A falta de mejor terminología, se podrán denominar:

1) EL PLANO SENSUAL, El modo más sencillo de escuchar la música es escuchar por el puro placer que produce el sonido musical mismo. Ese es el plano sensual. Es el plano en que oímos la música sin pensar en ella ni examinarla en modo alguno.

2) EL PLANO EXPRESIVO, en este plano es en el que existe la música es el que llamé plano expresivo

3) PLANO PURAMENTE MUSICAL. El tercer plano en el que existe la música es el plano puramente musical. Además del sonido deleitoso de la música y el sentimiento expresivo por ella emitido, la música existe verdaderamente en cuanto las notas mismas y su manipulación.

La única ventaja que se saca de desintegrar mecánicamente en esos tres planos hipotéticos el proceso auditivo es una visión más clara del modo como escuchamos.

La gran diferencia entre el ruido y el sonido es que el primero nos resulta desagradable de escuchar y el segundo no. Por ejemplo, nuestra ciudad está llena de ruidos como las ambulancias, las bocinas, alarmas de coches, gritos, etc, que son incómodos, que nos molestan.

Cuando se produce alguna vibración en el aire, el oído la capta. Después pasa por un canal auditivo en él se encuentra con el tímpano, él se mueve y se comunica con huesecillos llamados martillo, yunque y estribo. Los huesecillos mandan la señal al caracol que tiene un líquido que, al moverse, estimula las células ciliadas, y ellas mandan la señal al nervio auditivo que las envía hacia el cerebro. En él se produce la audición.