El tratamiento suele enfocarse tanto al niño como a sus padres, ya que suele ser preciso modificar ciertas actitudes (de sobreprotección o de poca estimulación) y enseñar técnicas que ayuden a estimular el lenguaje en su hijo.
En cualquier caso, se aconseja iniciar la reeducación lo antes posible, ya que está demostrado que si existe retraso temprano, se mostrará retraso del lenguaje posteriormente, junto con dificultades de socialización.
También se debe tener en cuenta que los niños con retraso del lenguaje tienen más posibilidades de presentar dificultades en el aprendizaje de la lectura y la escritura, por lo que podría considerarse también necesario trabajar estas áreas de aprendizaje.