Si la herida sangra, el primer paso es detener la hemorragia aplicando presión. Es muy importante lavarse bien las manos antes de manipularla para evitar infecciones. La hemorragia se debe detener comprimiendo y haciendo presión con una gasa o un material que no tienda a deshacerse y soltar algodón, hasta que se forme un coágulo y deje de sangrar. Si la herida se ha producido en una extremidad, se puede elevar para disminuir el flujo sanguíneo. También es importante mostrar calma y serenidad delante del niño, ya que su reacción puede depender mucho de la de las personas que le rodean.