Si bien la cirugía plástica en muchas ocasiones es socorrida para cirugías estéticas de cuestiones físicas que no nos gustan o queremos mejorar, el principio básico de estas cirugías comenzaron en la historia de la medicina para corregir malformaciones de personas que las padecían y quería o necesitaban verme mejor y en alguna ocasiones que sus partes malformadas fueran útiles para su vida.
El culto a la belleza no es algo nuevo. La diferencia estriba en que hoy existe un amplio abanico de técnicas que aplicar a innumerables partes del cuerpo humano. La cirugía plástica trata las anomalías congénitas y las derivadas de accidentes y enfermedades. La estética se ocupa de las naturales (un pecho “demasiado pequeño”…) y los signos de envejecimiento (patas de gallo, flacidez en los brazos…). La búsqueda de medios para conservarse bello tiene sus propias arrugas.
La sífilis, una enfermedad importada del Nuevo Continente en el siglo XV, no solo causó estragos entre la población. También avergonzaba a quienes la padecían, al deformarles la nariz. Un gran número de afectados buscó en la chirurgia decoratoria un remedio para pasar desapercibidos en la sociedad. Gaspare Tagliacozzi, profesor de Cirugía en la Universidad de Bolonia, advirtió la relación ya entonces entre el hecho de tener una nariz deforme, o incluso de haberla perdido, con la infelicidad. “Una persona sin nariz está abocada a ser infeliz”, afirmó.
Fuente: “ LA Vanguardia”