En Francia un macroestudio con más de 100.000 participantes ha relacionado el consumo extra de 100 mililitros diarios de bebidas azucaradas, (entre ellas el zumo de frutas), con un 18% más de riesgo de sufrir cualquier tipo de tumor y con un incremento del 22% en casos de cáncer de mama. La investigación, publicada en la revista médica BMJ, no ha encontrado una relación en el caso de las bebidas con edulcorantes artificiales.
El novedoso estudio es un indicio más del papel de las bebidas azucaradas en el cáncer, pero no es una prueba definitiva, según reconocen los propios autores, entre ellos la epidemióloga Mathilde Touvier, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica, en París. “Este es un estudio observacional, por lo que no se puede establecer una relación de causa y efecto”, subrayan los científicos, que no descartan que existan otras variables de confusión detrás de esta aparente asociación.
La investigación, nombrada NutriNet-Santé, comenzó en 2009 y se basa en cuestionarios respondidos en una web por personas reclutadas gracias a campañas en internet, por lo que “los resultados podrían no ser generalizables a la población total”, según ha advertido el estadístico Graham Wheeler, del University College de Londres, en el portal Science Media Centre. Las más de 100.000 personas incluidas en el estudio, con una edad promedio de 42 años y un 79% de mujeres, respondieron al menos dos veces hasta 2018 las preguntas sobre su consumo de 3.300 tipos diferentes de bebidas y alimentos.
Wheeler, ajeno al nuevo estudio, detalla el alcance de los resultados. La ingesta diaria de bebidas azucaradas de los participantes fue de entre 93 y 186 mililitros en promedio. Durante el tiempo destinado al de seguimiento, cinco años de media, 22 personas de cada 1.000 desarrollaron algún tipo de tumor. “Esto significa que, si 1.000 participantes similares aumentaran 100 mililitros su consumo diario de bebidas azucaradas, esperaríamos que el número de casos de cáncer aumentara de 22 a 26 por cada 1.000 personas durante un periodo de cinco años”, explica el estadístico. “Y eso sería asumiendo que existe una auténtica relación de causa-efecto entre la ingesta de bebidas azucaradas y el desarrollo de un cáncer, algo que todavía necesita más investigaciones”, remacha Wheeler.
El observado aumento del 18% en el riesgo de sufrir un cáncer puede parecer enorme, pero hay que poner la cifra en su contexto. Se trata de un riesgo relativo, fruto de la comparación entre un grupo de personas y otro grupo con un menor consumo de bebidas azucaradas. Pero el riesgo absoluto —la probabilidad de sufrir ese cáncer en general— sigue siendo pequeño.