El estómago gruñe, el intestino expulsa gases, de la boca salen eructos, ataques de tos o estornudos, la rodilla cruje: el cuerpo emite los ruidos más diversos. La mayoría de ellos son inocuos aunque desagradables.
“Por respeto a los que te rodean uno siempre debería evitar los ruidos o reducirlos. Sin embargo, esos ruidos nunca se comentan ni se excusan”, dice Imme Vogelsang, quien imparte cursos de etiqueta en Hamburgo.
El órgano que más ruidos produce es el tracto digestivo. La mayor parte de las señales acústicas en ese órgano son producto de la interacción entre el aire y los líquidos en el estómago o el intestino. Por ejemplo, los borborigmos se producen cuando uno tiene hambre y el estómago está desplazando aire tragado en vez de comida. El aire combinado con los jugos gástricos genera ruido.
“También los ácidos en el estómago y el estrés desempeñan un papel”, explica el gastroenterólogo Christian Trautwein. La única solución es dar de comer al estómago. “Antes de participar en una conferencia o asistir a otro evento prolongado conviene, por si acaso, comer una cosita fácilmente digerible”, recomienda Vogelsang. Eso calma el estómago, aglutina los ácidos e impide además el aliento fétido.
Los eructos se forman cuando uno ha comido mucho y al mismo tiempo ha tragado mucho aire. “En el estómago entra mucho aire cuando uno traga apresuradamente, no mastica bien o está hablando al mismo tiempo”, explica el médico internista Peter Walger. El volumen de un eructo inevitable se puede reducir manteniendo la boca cerrada o apretando sobre ella una servilleta.
“La persona que eructa con frecuencia y que después tiene un sabor agrio en la boca al tiempo que sufre dolores en la región del epigastrio posiblemente padece de reflujo gastroesofágico”, dice Trautwein, quien recomienda en esos casos acudir a un médico especialista.
Tragar aire también ocasiona flatulencia. Sin embargo, también en este caso pueden existir causas médicas. “Las infecciones agudas y también enfermedades como la intolerancia a la lactosa y la alergia al gluten hacen que aumente mucho la actividad intestinal”, explica Trautwein.
Quien nota cambios en el interior de su cuerpo y padece con mayor frecuencia de flatulencia, también independientemente de la ingestión de determinados alimentos, debería consultar a un médico, porque podría tratarse del primer síntoma de una enfermedad crónica, advierte el especialista.
Estornudar y toser es socialmente más aceptable que producir ruidos digestivos. Sin embargo, los estornudos y ataques de tos durante un concierto, una conferencia o un viaje en tren también pueden ser muy molestos. Los estornudos muchas veces se deben a una alergia crónica, de la misma manera que la tos puede deberse a un resfriado.
“Sin embargo, también puede ser una reacción local espontánea de la nariz, por ejemplo a la contaminación del ambiente, a un olor intenso o también a una luz fuerte”, dice Roland Laszig, secretario general de la Sociedad Alemana de Otorrinolaringología. “Cuando uno nota que va a estornudar, puede intentar reprimir el estornudo apretando con el dedo la parte superior de la depresión entre los dos pliegues de la piel situados arriba del labio superior”.
Los crujidos de las rodillas y otras articulaciones raras veces son vistos como escandalosos por las personas que están a su alrededor, sino más bien como algo preocupante.
“En la parte interior, la rodilla se estabiliza por numerosos tejidos blandos. Cuando la articulación se tuerce, esos tejidos pueden deslizarse y chasquear”, explica el ortopedista Fritz Niethard. Sin embargo, si al mismo tiempo se presentan dolores o hinchazones, el crujido puede ser síntoma de una lesión de menisco.