El linfedema es una acumulación de líquido linfático en los tejidos adiposos justamente debajo de su piel. Esta acumulación podría ser también considerada como una obstrucción que genera inflamación y malestar. A menudo ocurre en los brazos y las piernas, pero también puede surgir en rostro, cuello, torso, abdomen (vientre) y órganos genitales.
Es importante saber que el linfedema puede en ocasiones empeorar al grado de causar problemas graves, y que a menudo es una afección crónica o de largo plazo. Por esta razón se requiere controlar en sus etapas iniciales para ayudar a reducir los síntomas y evitar que empeore.
El sistema linfático forma parte del sistema inmunológico del cuerpo. Consiste en una red de ganglios, conductos o vasos linfáticos, así como órganos que funcionan en conjunto para recolectar y transportar el claro líquido linfático (linfa) a través de los tejidos hacia la sangre. Es muy similar a la manera en que las venas recolectan la sangre desde las partes distantes del cuerpo (como manos y pies) y la traen de regreso al corazón.
El líquido linfático que circula por el cuerpo contiene proteínas, sales y agua, además de glóbulos blancos, lo que ayuda a combatir las infecciones.
Los vasos o conductos linfáticos disponen de válvulas unidireccionales que funcionan en conjunto con los músculos del cuerpo para ayudar a trasladar los fluidos linfáticos (linfa) a través del cuerpo y controlar el flujo.
Los ganglios linfáticos son pequeños glándulas con la forma de un frijol y que junto con los vasos linfáticos funcionan para ayudar a filtrar las sustancias ajenas del cuerpo, tal como las células de un cáncer y las infecciones. Los ganglios linfáticos se localizan en muchas partes del cuerpo, incluyendo cuello, axilas, pecho, abdomen (vientre) e ingles.
Las anginas, las amígdalas, el bazo y el timo también son partes del sistema linfático. Para las personas con cáncer, la acumulación del líquido linfático puede ocurrir por:
Cirugía contra el cáncer, especialmente cuando se extirpan los ganglios linfáticos. Los tejidos cercanos afectados por la radioterapia que podrían incluir los ganglios y vasos linfáticos. Infecciones que pueden afectar tejidos los tejidos alrededor o generar tejido cicatricial. Otras afecciones de la salud, tal como enfermedades cardiovasculares, artritis y eczema. Cambios o mutaciones genéticas que afecten al sistema linfático.
Lesiones o traumas en ciertas partes del cuerpo.