El virus herpes zoster recibe este nombre, porque es el agente responsable tanto de la varicela como del herpes zoster. Generalmente el primer contacto con el virus lo tenemos en la infancia y se manifiesta clínicamente como una varicela.
Pasada esta infección, el virus migra por las terminaciones nerviosas desde la piel hacia el ganglio y allí queda latente, reapareciendo en la piel en determinadas situaciones dando lugar al denominado herpes zoster.
El herpes zoster es generalmente un cuadro autolimitado que se resuelve espontáneamente en una o dos semanas. En algunos pacientes puede persistir una neuralgia postherpética de duración variable.
El paciente nota una sensación de picor o dolor en un territorio cutáneo (preferentemente el tronco) y 4 ó 5 días después presenta un enrojecimiento de la piel en esa zona sobre el que brotan unas vesículas que se disponen agrupadas.
Durante esta fase las lesiones son altamente contagiosas pues el virus se encuentra dentro de las vesículas.
Al cabo de 7 a 10 días las lesiones se secan, formando unas costras pardo-amarillentas que se eliminan, dejando a veces una cicatriz residual. Los territorios que más frecuentemente se afectan son el tronco, el muslo o la región ocular. Esta última presenta una mayor gravedad al existir el riesgo de formación de úlceras corneales que conduzcan a la ceguera.
En ocasiones, tras el episodio de herpes zoster puede persistir un dolor residual en esa localización que permanece durante días, meses e incluso años, denominándose neuralgia postherpética. Esto sucede con mayor frecuencia en individuos cuya edad sobrepasa los 50 años.
Los síntomas más habituales son:
- Sensación de picor o dolor en un territorio cutáneo.
- Sensación de quemazón.
- Vesículas.
El tratamiento del herpes zoster se realiza con fármacos antivirales por vía oral o intravenosa, pero no siempre es necesario tratarlo, ya que se resuelve espontáneamente en unos 7 días.
Es importante señalar que el tratamiento es eficaz si se comienza en las primeras 72 horas desde el inicio de las vesículas y que hay que evitar la sobreinfección de las lesiones mediante el uso de antisépticos tópicos. La neuralgia postherpética, en caso de presentarse, puede ser tratada mediante analgésicos y, si no mejora, pueden utilizarse otros fármacos como antiepilépticos o antidepresivos.