Ambos están causados por virus, pero son de tipo distinto. El origen de la gripe es el “Influenza”, principalmente del tipo H1N1, aunque tiene la particularidad de modificarse cada cierto tiempo, lo que ocasiona que sus síntomas sean diferentes y más o menos notables según la modificación que presenten. Los que provocan el resfriado suelen ser el rinovirus y el coronavirus. Además, es más habitual y puede padecerse varias veces al año.
La diferencia más visible entre ambas enfermedades es la intensidad de los síntomas. Al contrario que el resfriado, la gripe es mucho más intensa y debilitante y puede provocar fiebre alta durante tres días o más. Otra diferencia es que la gripe aparece súbitamente y sus síntomas pueden durar una o dos semanas. Por el contrario, el resfriado llega de forma gradual y tiene una duración más corta.
Los síntomas comunes son la congestión nasal, los estornudos, la mucosidad, la tos, el dolor de garganta y de cabeza y la pérdida de apetito. El resfriado apenas provoca fiebre, o si lo hace es muy baja, y genera malestar general y cansancio. En la gripe la fiebre es moderada o alta y las molestias van un poco más allá, provocando dolores musculares moderados o intensos, escalofríos y fatiga.
Los consejos de prevención son comunes a ambas enfermedades:
- Lleva una dieta variada y practica hábitos saludables: eso te ayudará a mantener un sistema inmune fuerte y no caerás ante el ataque de los virus.
- Mantente hidratado para tener las mucosas húmedas
- Lávate las manos con frecuencia, son una de las principales vías de contagio.
- Evita el contacto con personas que ya padecen la enfermedad.
- No compartas material de higiene personal (toallas, pañuelos, etc.), ni utensilios (cucharas, vasos, etc.)
- Usa pañuelos desechables.
- Vacúnate de la gripe si perteneces a un grupo de riesgo.
Hay que tener especial cuidado con la gripe ya que es más grave que el resfriado y puede tener complicaciones, como, por ejemplo, la neumonía. Sobre todo, hay que vigilar a las personas con enfermedades respiratorias o cardiovasculares (incluidos los niños), mayores de 60-65 años, mujeres embarazadas y, en general, personas con baja inmunidad o con enfermedades crónicas (diabetes, insuficiencia renal…).
Si perteneces a uno de estos grupos de riesgo las autoridades sanitarias recomiendan vacunarse para evitar mayores problemas. Como hemos explicado, el virus de la gripe es distinto cada año así que la vacuna evoluciona ya que se elabora con el propio virus y por eso la vacunación debe repetirse anualmente.
Hay recordar lo importante que es consultar con tu médico infectólogo y que la automedicación puede conllevar consecuencias muy negativas para tu salud y su familia.