El cáncer de colon y recto es el tercer cáncer más frecuente en el mundo de los hombres y el segundo en mujeres, con aproximadamente 1,4 millones de casos y 693.900 muertes ocurridas en 2012.
Los principales factores de riesgo son el sexo masculino, la edad avanzada, determinados estilos de vida (alcohol, tabaco, sobrepeso), determinadas dietas (carnes rojas, carnes procesadas, dietas pobres en fibra…) y factores hereditarios.
La mayoría de estos tumores se originan en una lesión benigna llamada pólipo. La detección y extirpación de los pólipos cuando todavía no se han convertido en cáncer supone evitar la aparición del cáncer como tal, y por lo tanto disminuir la mortalidad por este tumor.
Más concretamente, los cánceres que se ubican en el recto suponen casi la mitad de todos los cánceres colorectales, pero su tratamiento es más complejo que los que se ubican en el resto del colon. La anatomía tan particular del recto en la zona estrecha de la pelvis dificulta relativamente su acceso quirúrgico. Además, es importante diseccionar con exactitud los planos anatómicos correctos para erradicar por completo la enfermedad cancerosa.
¿Qué síntomas y señales pueden detectar el cáncer de recto?
El síntoma más común del cáncer rectal es el sangrado. Por desgracia, este sangrado se atribuye en gran parte de las ocasiones a problemas de hemorroides, y el diagnóstico correcto se demora hasta que el cáncer ha alcanzado un estado más avanzado. Es por este motivo que ante la mínima percepción de sangrado en las heces es necesario acudir al especialista en Coloproctología.
El cáncer de recto produce una serie de síntomas que pueden variar en función de su localización dentro del intestino grueso. Estos síntomas son los siguientes:
- Sangre en las heces: es uno de los síntomas más frecuentes del cáncer de colon. Puede tratarse de sangre roja, más frecuente en tumores de sigma y colon descendente, o de sangre negra, que se mezcla con las heces dando lugar a deposiciones de color negro llamadas melenas. Las melenas aparecen con más frecuencia cuando el tumor está situado en el colon ascendente. Cuando la dolencia no es detectada, suele aparecer una anemia que puede producir cansancio, palpitaciones, mareos…
- Cambio en el ritmo de las deposiciones: aparecen diarreas o estreñimiento en personas con ritmo intestinal previo normal. Diarrea y estreñimiento se intercalan con normalidad.
- Heces más estrechas: generalmente esto se produce porque el tumor está estrechando el intestino y no permite el paso normal de las heces.
- Tenesmo o sensación de evacuación incompleta: suele aparecer en tumores localizados en la parte más distal del colon.
- Dolor abdominal: suele ser un ser un síntoma frecuente. Cuando el tumor cierra parcialmente el calibre del tubo intestinal se produce un cuadro de dolor abdominal tipo cólico. Cuando el cierre es completo se llama obstrucción intestinal, tratándose esta de una situación clínica grave que requiere de asistencia médica urgente. Hay un estreñimiento prolongado, náuseas, vómitos, dolor abdominal y malestar general.
- Cansancio extremo o pérdida de peso sin causa aparente: son síntomas generales e inespecíficos que ocurren con frecuencia en determinadas enfermedades, entre las que se encuentran los tumores de colon avanzados.
¿Se puede prevenir el cáncer de recto? ¿Es hereditario?
En función de la presencia de factores de riesgo se distinguen tres grupos:
- Riesgo bajo: grupo formado por personas menores de 50 años sin antecedentes familiares de cáncer colorectal ni pólipos. En este contexto, es improbable desarrollar un cáncer de este tipo, por lo que no es necesario realizar medidas de prevención.
- Riesgo medio: formado por personas de más de 50 años de edad, sin antecedentes.
- Riesgo alto: formado por personas que tienen antecedentes familiares de cáncer colorectal, que ya han padecido cáncer o que pertenecen a una familia con cáncer hereditario. En estos casos, las probabilidades de desarrollar cáncer colorectal es mayor.
¿Cómo se detecta precozmente?
A menudo, el cáncer colorectal se puede prevenir mediante controles regulares de detección capaces de hallar pólipos antes de que sean cancerosos. A ellos están dirigidos los programas de detección precoz.
El cribado del cáncer colorrectal es la detección de este tumor o los pólipos pre-malignos cuando todavía no ha presentado síntomas. El cribado permite, por un lado, la detección de pólipos antes de que degeneren en cáncer. Por otro lado, permite la detección del cáncer en una fase precoz cuando el tratamiento es menos agresivo y más exitoso.
¿Cuál es la mejor prueba de cribado en cáncer de recto?
- En pacientes sin síntomas
Se ha demostrado que el cribado de cáncer colorrectal mediante cualquiera de las estrategias disponibles en la actualidad —detección de sangre oculta en heces, sigmoidoscopia y colonoscopia— es el coste efectivo respecto a no realizar ninguna exploración, lo que significa que los programas de cribado poblacional ahorran dinero a los sistemas sanitarios, dado el precio elevado de los tratamientos oncológicos.
Respecto a cuál es la mejor prueba, no existe ninguna comparación entre ellas. En población de riesgo medio, existen investigaciones que comparan la colonoscopia realizada cada diez años con la detección de sangre oculta en las heces por método inmunológico cada uno o dos años.
- En pacientes con síntomas
Si el paciente presenta síntomas, normalmente a través de una rectorragia, la prueba más eficaz para el diagnóstico es la colonoscopia.
¿Cómo se trata el cáncer rectal?
Una vez identificado el tumor mediante sus pertinentes pruebas, (colonoscopia, biopsia, ecografía endoscópica, RNM y TAC toracoandominal) se sabrá cómo tratarlo.
- Extirpación local: constituye una operación excelente para pequeños cánceres ubicados cerca del ano y que no han penetrado la capa muscular. No obstante, esta técnica no permite extirpar los ganglios linfáticos del mesenterio rectal. Esta operación está indicada para tumores de menos de 4 centímetros, móviles y en estados precoces.
- Resección Anterior Baja con anastomosis colorectal: permite la extirpación del intestino que contiene el cáncer y el Mesorecto donde se alojan los conductos linfáticos hacia los que drena el tumor. La continuidad intestinal se restablece uniendo el colon al recto.
- Amputación abdominoperineal: se da cuando es preciso extirpar los esfínteres anales porque están infiltrados para el tumor, lo que obliga a extirpar el ano, por lo que el paciente lleva una colostomía permanente.
Dependiendo del estadiaje preoperatorio estará indicado la administración de radioterapia o quimioterapia preoperatoria.
¿Cómo es el postoperatorio de un cáncer rectal?
La evolución postoperatoria dependerá de la técnica que se haya empleado. Las mínimamente invasivas, como la cirugía laparoscópica o la cirugía endoscópica transanal, permiten que la evolución sea más confortable para el paciente, a la vez que requiere de una menor estancia hospitalaria.
Al final la recomendación es visitar a su PROCTOLOGO (A) o en su defecto visitar nuestro sitio web https://medicosenmerida.mx/medicos-en-merida/proctologos/ para encontrar el especialista que mejor se adapte a sus necesidades.