Antes de la conmoción causada por la actual pandemia de coronavirus, el mundo nuevamente entró en crisis por la enfermedad causada por el virus de ébola (EVE), conocida también como fiebre hemorrágica del ébola.
Se han documentado brotes desde 1973, pero el más intenso ocurrió entre 2014 y 2016, que se originó en África Occidental, afectando principalmente a Guinea, Sierra Leona, Liberia y Nigeria, antes de pasar a afectar otros países, incluyendo EE.UU., Italia y España.
Según la OMS, el total de casos (confirmados, probables y sospechosos) fue de 28.652, con 11.325 muertes, lo que evidencia una altísima tasa de mortandad.
Todavía no se ha confirmado cuál es el reservorio principal del ébola, aunque el candidato más probable es un murciélago de fruta.
Tampoco se sabe a ciencia cierta cómo ocurre el traspaso del virus de animales a humanos, aunque se piensa que se debe al contacto directo con animales salvajes que se alimentan de las frutas parcialmente consumidas por los murciélagos contaminados con el virus.
Además de los murciélagos, entre otros animales que pueden estar infectados con el virus de ébola hay varias especies de monos, chimpancés, gorilas, babuinos y una especie de antílope. Un estudio científico en Gabón sobre casos humanos del ébola lo encontró en una muestra de perros salvajes que posiblemente se alimentaron de animales infectados.
El virus se transmite por contacto directo con los fluidos corporales de mamíferos infectados.
El murciélago de fruta es el candidato más probable de ser el animal que transfirió el virus del ébola a la población humana.
Fuente: Medic clinic