La pericardiocentesis está indicada principalmente en el tratamiento del taponamiento cardíaco y los derrames pericárdicos graves sintomáticos. Puede realizarse con fines diagnósticos en la pericarditis bacteriana y neoplásica no filiadas o ante sospecha de pericarditis purulenta. Las principales técnicas quirúrgicas son la pericardioscopia, que permite toma de biopsias dirigidas, la ventana pericárdica y la pericardiectomía.
Pericardiectomía
El tratamiento definitivo de la pericarditis constrictiva y algunos casos seleccionados de pericarditis recurrente es la pericardiectomía quirúrgica. Requiere una resección amplia mediante esternotomía. Debe realizarse en centros con experiencia, puesto que tiene unas tasas de morbilidad y mortalidad elevadas.
Fuente: Science Direct