Otra de esas curiosidades de la radiología que tanto nos gustan nos lleva al Chicago de 1956. La clásica frase de que “la belleza está en el interior” alcanzó su máxima expresión durante un congreso de quiroprácticos celebrado en dicha ciudad.
Los organizadores tuvieron la ocurrencia de convocar un concurso de belleza pero sin basarse únicamente en la apariencia externa, buscaban el cuerpo perfecto incluso estructuralmente. Para ser la vencedora de Miss Postura Perfecta – que así se denominó el certamen – había que demostrar ser la modelo con el cuerpo mejor diseñado, de modo que en lugar de buscar curvas, lo que se valoraba era, entre otras cosas, la columna vertebral más recta.
Una de las pruebas consistía en colocarse sobre dos básculas (un pie en cada una) para pesar simultáneamente las dos mitades del cuerpo de cada una de las participantes. Las tres finalistas obtuvieron una puntuación perfecta, consiguiendo exactamente el mismo peso en sus lados izquierdo y derecho. La suma de este equilibrio estructural más la armonía de su torso en una radiografía coronaron a la joven Lois Conway, de 18 años, como Miss Postura Perfecta 1956.
El de 1956 no fue el primero ni el último de estos concursos, de los que hay registros entre las décadas de 1920 y 1960, aunque sí el que mejor documentado ha llegado hasta nuestros días gracias a la cobertura del Chicago Tribune. Eran utilizados por asociaciones de quiroprácticos para promocionar la utilidad de la profesión en la búsqueda del cuerpo perfecto, pero a medida que creció la conciencia sobre la exposición innecesaria a las radiaciones su popularidad decreció, y los propios quiroprácticos dejaron de usarlos como promoción una vez Estados Unidos los reconoció como profesión sanitaria.