Cada vez más gente está pagando para tener dientes más blancos y brillantes.
Según el informe anual de 2014 sobre higiene dental de la agencia de investigación de mercado Mintel, son muchas las personas a las que les preocupa la dentadura amarillenta o con manchas.
Y es una tendencia global.
Pero, ¿qué riesgos conlleva blanquearse los dientes? y ¿es seguro hacerlo en casa o en un salón de belleza?
¿Cómo se hace el blanqueo dental?
En el dentista, el procedimiento más habitual es el uso de una sustancia blanqueadora que normalmente contiene peróxido de hidrógeno.
En este caso, el blanqueamiento es gradual y el proceso puede durar varias semanas.
La sustancia blanqueadora suele ser un gel que se pone en un protector bucal sobre los dientes durante un período específico de tiempo.
Otro método es con láser.
En este caso se aplica un producto sobre los dientes y luego se utiliza el láser para activar el blanqueo.
Es un tratamiento mucho más rápido y dura apenas una hora.
Ningún procedimiento de blanqueo dental es permanente. El efecto puede durar unos meses o un par de años y varía de una personas a otra.
En general, el efecto dura menos si fumas o bebes vino tinto, te o café.
¿Qué riesgos conlleva?
Sea cual sea el tratamiento, existe la posibilidad de que tus encías sean sensibles a los productos químicos utilizados en el blanqueamiento, sobre todo si ya tienes sensibilidad en los dientes.
Pero en general, los expertos consideran que el blanqueo dental es perfectamente seguro si es administrado por un profesional de la salud dental registrado.
¿Es seguro blanquearse los dientes en un salón de belleza?
Según el sistema de salud pública británico, el NHS, el blanqueo dental forma parte de la odontología y debería ser administrado sólo por dentistas o por profesionales dentales regulados, como un higienista dental o un terapeuta dental bajo la prescripción de un dentista.
En algunos salones de belleza se ofrecen tratamientos de blanqueo dental, pero facilitados por una persona sin la formación médica adecuada pueden ser dañinos para tu salud dental.
De hecho, en algunos países, como Reino Unido, es ilegal ofrecer este servicio en los salones de belleza sin la presencia de un odontólogo profesional.
Por ejemplo, si la persona que hace el blanqueo no tiene la formación profesional correcta, el protector bucal puede no quedar perfectamente ajustado a la dentadura de manera que el gel blanqueador puede vertirse sobre las encías o en la boca, abrasando la superficie y causando dolorosas quemaduras o demasiada sensibilidad.
En casos extremos los pacientes también pueden enfermarse si se tragan el producto blanqueador.
La Asociación Dental Británica advierte que las esteticistas no tienen la formación médica o dental adecuada para interpretar la historia médica de una persona y valorar si es apta para recibir el tratamiento blanqueador o no.
También afirma que una persona sin el conocimiento o formación adecuadospuede causar daños permanentes en los dientes y las encías.
¿Es seguro utilizar productos para blanquearse los dientes en casa?
Una de las desventajas de los productos para blanquearse los dientes en casa que se venden libremente en las farmacias o supermercados es que no suelen contener la suficiente cantidad de producto blanqueador para ser eficaces.
Estos remedios suelen contener menos de 0,1% en peróxido de hidrógeno.
Sin embargo, en Reino Unido un dentista puede manejar productos legales que contienen un 6% de esa sustancia.
Por otro lado, la Asociación Dental Británica dice que muchos productos blanqueadores que están a la venta en internet o en las tiendas no especifican las sustancias químicas precisas que contienen y por tanto es muy difícil valorar cuán seguros son.
Por ejemplo, un equipo de investigadores del programa 5 Live Investigates de la BBC logró comprar por internet un producto blanqueador para usar en casa que contenía perborato de sodio.
El uso de esta sustancia en productos cosméticos está prohibida en la Unión Europea porque puede causar infertilidad y anomalías fetales.
Algunos equipos para usar en casa también pueden dañar el esmalte dental o enamel, según advierte el sistema de salud pública británico.