Los avances médicos en el control del dolor han permitido el surgimiento de esta novedosa disciplina que, entre otras cosas, permite que los pacientes con enfermedades de larga duración o de tipo terminal, vivan con mayor normalidad.
El dolor nació con el hombre, y éste, desde tiempos remotos, luchó con ayuda de su intuición y su racionalidad para tratarlo con plantas de las que después se extrajeron importantes compuestos (analgésicos); por ejemplo, la amapola dio origen a la morfina, el sauce al ácido acetilsalicílico, el café a la cafeína, la marihuana al tetrahidrocannabinol, y la cocaína a la procaína y xilocaína. Con el paso de los años se descubrieron anestésicos como el éter, en tanto que los barbitúricos marcaron el surgimiento de la anestesia y permitieron avances en el campo de la cirugía.
Después de su nacimiento, su uso se intensificó tras la necesidad de enfrentar al dolor crónico que sufren pacientes con distintas enfermedades en columna vertebral, cáncer, diabetes y artritis, entre otras, y que es un síntoma desgastante que desequilibra a cuerpo y mente, produciendo daño no sólo al afectado, sino a sus familiares, provocando grandes pérdidas económicas a causa de los tratamientos y medicamentos que se requieren.
Existen diferentes tipos de dolor:
Dolor agudo. Es signo de enfermedad que, en caso de durar más de un mes, deja de considerarse síntoma para convertirse en padecimiento que puede dañar alguna estructura nerviosa o vascular.
Dolor crónico. Aquel que persiste por más de 30 a 90 días; tiene efectos físicos, psicológicos y de conducta sobre el paciente y su familia, además de enorme costo social. Cuando es continuo se presenta menor fuerza muscular capaz de llevar a alteración respiratoria, aumento de la frecuencia cardiaca, digestión lenta, retención de orina e infección. También suele causar depresión, confusión, alteraciones en el sueño y disfunción sexual.
Dolor somático. Está bien localizado y el paciente no tiene grandes dificultades en describirlo, ya que surge a nivel de piel, músculos o articulaciones.
Dolor visceral. Se genera en los órganos de los diferentes aparatos y sistemas del organismo; con frecuencia se asocia a fuertes contracciones de éstos o a inflamación o intensa deformación de estos.
Dolor neuropático. Es el que resulta de lesiones o alteraciones crónicas en vías nerviosas. El paciente frecuentemente usa términos poco usuales para describirlo, por ser experiencia nueva para él, en tanto que los síntomas pueden estar bien localizados o ser más generalizados. Característicamente, se presenta como sensación dolorosa o quemante, de picadura y ardor.
Dolor psicogénico. Ocurre cuando el paciente describe problemas psicológicos, como ansiedad o depresión.
Dolor del miembro fantasma. En este caso no existe estímulo ni receptor, ya que surge tras la pérdida de algún miembro; sin embargo, el paciente refiere intenso dolor en la zona que ya no existe.
Sin embargo, hace unas décadas cierta demostración científica realizada en Estados Unidos puso de manifiesto que el encéfalo produce sustancias (endorfinas y encefalinas) capaces de controlar el dolor efectivamente con mayor potencia que la morfina. Posiblemente este suceso impulsó el surgimiento y desarrollo, durante el decenio 1980-90, de la Algología (del griego algos, dolor y logos, tratado), como rama importante de la Medicina que para muchos anestesiólogos representa una subespecialidad. Para un tratamiento de apoyo consulte un médico especialista en algología