Hablar de los lunares es tan fascinante como mirarlos, es increíble ver plasmado en el cuerpo humano los caprichos de la naturaleza así como los vemos plasmados en pequeños islotes de formas inusuales en el mar. Por los lunares se han escrito poemas, se han perdido hombres y mujeres en la belleza del otro, se han hecho cirugías estéticas y hasta se han detectado canceres.
Con lunares encontramos frases cursis como ‘’Tus lunares son como estrellas que me guían por el universo de tu belleza’’. Frases románticas como ‘’ Quédate con quien te cuente los lunares, no los errores’’ o incluso frases de artistas modernos de increíble complejidad poética y semántica como la escrita por la artista contemporánea Yayoi Kusama ‘’El lunar tiene la forma del sol, que es símbolo de la energía del mundo y nuestra vida, y tiene también la forma de la luna, que es la quietud. Los lunares no pueden estar solos como sucede son la vida comunicativa de la gente, dos o tres o más lunares llevan al movimiento. Nuestra tierra es solo un lunar entre los millones de estrellas del cosmos. Los lunares son amino al infinito. Cuando borramos la naturaleza y nuestros cuerpos con lunares, nos integramos a la unidad de nuestro entorno. Nos volvemos parte de la eternidad’’.
Pero bellos o no, grandes o pequeños, apreciados o aborrecidos, luidos o extirpados, inocuos o peligrosos, ¿Por qué salen los lunares? ¿Qué los causa? Para responder esta pregunta debemos tener en cuenta que los lunares pueden ser manchas de nacimiento o pueden aparecer con los años e increíblemente, también pueden desaparecer con el transcurrir del tiempo.
Los lunares son formaciones naturales y comunes que se dan en la piel, en terminología médica se conocen como nevus y son de son tipos dependiendo de la capa de la piel en la que se ubican: si están entre la capa situada entre la dermis y la epidermis se llaman nevus juntural; si se encuentran en la dermis superior se llaman nevus compuesto.
Los lunares están formados por células mélicas y se dan cuando estas células se agrupan en gran cantidad. Los melanocitos que forman las células mélicas están en toda nuestra piel, de hecho son los encargados de dar olor a los ojos, los labios, los pezones y el cabello. Incluso nuestro bronceado de verano se debe a que los melanocitos de la piel se activan por la luz solar. Si estos melanocitos se acumulan en un sitio determinado de la piel se generan los conocidos, famosos y raramente inadvertidos lunares. El proceso de agrupación de células mélicas se puede dar desde el vientre materno y puede variar en el tiempo, los lunares pueden aparecer y desaparecer, crecer y disminuir de tamaño.
Las señales de alerta para el cáncer tipo melanoma son lunares que crecen, varían de color y que tienen bordes no definidos. Si tus lunares presentan estos cambios debes acudir al dermatólogo. Normalmente se ordena extirpar el lunar y hacer una biopsia a las células extraídas para asegurarse de que no hay células cancerígenas. El proceso de retirar lunares no es riesgoso y raramente deja cicatrices, si el lunar es muy grande se hace un pequeño trasplante de piel para cubrir el lugar en el que se encontraba.
Los lunares se dan por:
- Herencia: la genética define nuestro físico y los lunares son parte de esto. Hay lunares de exacta forma, color, tamaño y ubicación pasados de padres a hijos.
- Sol y camas solares: la melanina reacciona a la luz solar, gracias a esta nos bronceamos y también pueden aparecer pecas, manchas de sol y lunares.
- Embarazo: los cambios hormonales de este periodo de la vida pueden desencadenar la aparición de lunares y manchas en la piel.
- Menopausia y andropausia: durante los cambios hormonales que se dan cuando tanto hombres como mujeres dejan su edad reproductiva, pueden originarse lunares o los que se tienen pueden cambiar de color o tamaño.
- Adolescencia: la adolescencia implica alteraciones hormonales, con estos cambios pueden aparecer concentraciones de células mélicas que son las que forman de los lunares.
- Edad: con el paso de los años la acumulación de melanina se puede disolver y algunos lunares pueden tornarse más claros e incluso desaparecer.
- Sistema inmunitario deprimido: cuando las personas no están bien alimentadas o cuando tienen enfermedades autoinmunes, los lunares tienden a aparecer y crecer aunque aun no hay unanimidad medica sobre el proceso que lo desencadena.
- Quimioterapia o radioterapia: los tratamientos para combatir el cáncer facilitan la aparición de nuevos lunares en los pacientes.