Muchas personas consideran los cuarenta como una suerte de crisis, de etapa de decadencia, una situación cuesta abajo; sin embargo, entrar en la cuarta década de la vida, quizá se asemeje más a vivir una segunda adolescencia. Ambas etapas vitales se caracterizan por experimentar una serie de profundos cambios que se desencadenan con alteraciones hormonales que traen transformaciones físicas y psicológicas importantes.
El cuerpo se rige por etapas y la mente también. Conocer los cambios que se van a producir durante este ciclo y cómo afrontarlos guarda cierta similitud con el adolescente que nota cómo se transforma y se desarrolla su cuerpo, pero también su mente. A partir de esta edad, el metabolismo y el sistema hormonal condicionarán el funcionamiento de muchos procesos físicos, por lo que, si se quiere mantener la salud, es necesario establecer una serie de hábitos acordes al nuevo cuerpo. Los cambios más importantes que experimentará una mujer a partir de los 40 años, pasan por tres factores clave: la alimentación, el cuidado de la piel, y la mente.
Alimentación
A partir de esta edad, el metabolismo de una mujer cambia y sus necesidades alimenticias pueden variar. Con la menopausia cambia y se eleva el riesgo cardiovascular de las mujeres, el metabolismo disminuye y existe una tendencia a la ganancia de peso, ya que el organismo no lo distribuye igual. Se empieza a acumular grasa, sobre todo en el abdomen, y se produce un déficit de vitamina D y de calcio.
Se recomienda la dieta mediterránea, ya que “es idónea para prevenir enfermedades relacionadas con la obesidad y la acumulación de grasa, como la diabetes, y para evitar grandes ganancias de peso”. El pescado azul y los lácteos son buenos alimentos para suplir las carencias de vitamina D y calcio, además de prevenir la osteoporósis.
El ejercicio también sería fundamental para mantener una buena salud en esta época. El especialista explica que el gasto energético y la quema de grasas “van en función de la masa muscular, por lo que si se pierde masa, se gana grasa”, y aconseja “realizar ejercicio, pero como una actividad física sostenible, vigilando los problemas articulares que se puedan producir con una mala praxis o una cantidad de deporte excesiva”.
Cuidado de la piel
La piel también comienza a experimentar una serie de cambios motivados por la alteración de los niveles hormonales. El principal problema dermatológico que podemos encontrar a partir de los 40 son unas arrugas de expresión más marcadas, que son las que se tienen desde siempre, como las que salen al sonreír, y las arrugas producidas por el envejecimiento cronológico, las que se aparecen con la edad.
Son también dos factores fundamentales para el estado de la piel, el sol y el tabaco. El tabaco altera las fibras elásticas de la dermis, sobre todo alrededor de boca y ojos, dejando la piel más grisácea y apagada, aunque matiza que mientras los efectos causados por el sol son irreversibles, los del tabaco son reversibles.
Las principales recomendaciones para cuidar la piel a partir de los 40 pasan son: dejar de fumar, hidratarse, ya que con la edad la piel se vuelve más seca y sensible, y protegerse del sol. Además del uso de tratamientos, se debe tener una buena higiene cutánea, la cual pasa, principalmente, por desmaquillarse todas las noches”.
Con la edad, también se pierde la calidad del pelo. Las mujeres que han tenido hijos suelen sufrir efluvio telógeno posparto, que es una pérdida del cabello provocada por una alteración en los niveles de estrógenos y progesterona. En estos casos, , en algunas ocasiones el pelo se recupera, pero en otras no. También existe el problema de la alopecia androgénica femenina, motivada por el déficit de hierro y de estrógenos, sobre todo a raíz de la menopausia.
A partir de los 40 años, las arrugas de expresión comienzan a ser más marcadas.