La deficiencia de la hormona de crecimiento es un trastorno clínico causado por problemas que surgen en la glándula pituitaria o hipófisis, caracterizada por una insuficiente producción de la hormona de crecimiento que afecta tanto a niños como a adultos. Muchas de las causas de la aparición de una deficiencia de la hormona de crecimiento son desconocidas.

La hormona de crecimiento  o somatotropina es un polipéptido que estimula el crecimiento y reproducción celular, de modo que una deficiencia de esta hormona produce trastornos en los diferentes grupos de edades.

Hasta hace poco tiempo, se pensaba que el papel de la hormona de crecimiento finalizaba una vez conseguida la talla final y que tenía una escasa importancia en la fisiología del adulto. Su nombre, que hace más alusión a su efecto sobre el crecimiento longitudinal que a sus efectos metabólicos, contribuye a mantener ese concepto equivocado.

Sin embargo, la deficiencia de la hormona de crecimiento en los niños  puede afectar a su desarrollo neurológico​ y producir un cúmulo de factores precoces de riesgo cardiovascular.
La deficiencia de la hormona de crecimiento en adultos se asocia con una considerable morbilidad y mortalidad, con consecuencias metabólicas tales como el aumento de la grasa corporal, perfiles anormales de lípidos en suero, capacidad de ejercicio reducida, disminución de la densidad mineral ósea, reducción de la sensibilidad a la insulina, disminución del bienestar psicológico y mortalidad prematura, en relación con el elevado riesgo asociado de padecer enfermedad cardiovascular. ​

El diagnóstico de la deficiencia de la hormona de crecimiento es generalmente directo en los niños con retraso del crecimiento, pero en los adultos a menudo representa un considerable reto.

La deficiencia de la hormona de crecimiento puede ser tratada a través de la administración de la  misma hormona de crecimiento, o bien mediante la radiación o tratamiento quirúrgico de los tumores hipofisarios, cuando están presentes y son responsables de dicho déficit.

La deficiencia de la hormona de crecimiento diagnosticada en la infancia puede persistir en la vida adulta en un alto porcentaje de pacientes, estimado en un 72% en un estudio del año 2002. ​ Después de alcanzar la talla final, se deben repetir las pruebas utilizando los criterios de diagnóstico en el adulto, que difieren de los pediátricos. Los pacientes con deficiencia múltiple severa de hormonas hipofisarias de larga duración, defectos genéticos o grave deficiencia de la hormona de crecimiento de origen orgánico, pueden ser excluidos de la repetición de pruebas, por su previsible carácter definitivo. Debe existir una estrecha colaboración entre los endocrinólogos pediátricos y de adultos, para discutir la necesidad de continuación del tratamiento.​

Se ha encontrado que los pacientes con deficiencia de la hormona de crecimiento idiopática (sin causa orgánica conocida) de inicio en la infancia, que en la evaluación según criterios adultos no presentaban deficiencia, tenían niveles reducidos de IGF-1 y de densidad/contenido mineral óseo en comparación con los controles sanos, como sucede en los pacientes que tienen deficiencia de la hormona de crecimiento persistente en la edad adulta. Estos hallazgos podrían reflejar el hecho de que los actuales criterios diagnósticos para adultos no reflejan las consecuencias clínicas de la alteración en adultos jóvenes con déficit de la hormona de crecimiento que fueron tratados con hormona de crecimiento en la infancia. Los autores reflexionan sobre la necesidad de realizar más estudios sobre las indicaciones y procedimientos de diagnóstico de la deficiencia de la hormona de crecimiento.​

Fuente: Kids Healt