Es muy importante saber cómo prevenir cualquier alergia alimentaria en niños, ya que será fundamental para retrasar su aparición y progreso. Todas aquellas medidas que puedan reducir o incluso interrumpir la aparición de cualquier enfermedad alérgica relacionada con los alimentos que los niños ingieren, son beneficiosas y en ocasiones es muy necesario conocerlas. La prevención de alergias alimentarias puede dividirse principalmente en tres etapas:

Prevención primaria:

cuando el niño o la niña tiene un historial familiar que presenta alergia a ciertos alimentos, es conveniente llevar acabo todas las medidas posibles que puedan evitar la aparición de dicha alergia a un determinado alimento. Si un niño o niña tiene diversos familiares con alergia al gluten, será conveniente evitar que ingiera ese tipo de alimentos para evitar una posible aparición temprana de alergia alimentaria.

Prevención secundaria:
Todas aquellas medidas que puedan enseñarse a todos los pacientes menores concienciados a un alérgeno determinado.

Prevención terciaria:
prevención y tratamiento.

Las manifestaciones de la aparición de una alergia alimentaria:
En ocasiones, los niños o niñas no saben explicar bien qué les ocurre, por lo que hay que conocer las distintas manifestaciones que pueden derivarse tras consumir un alimento al que tiene alergia.

Manifestación digestiva: pueden producirse hinchazones y aparecer ronchas en lugares cercanos a la boca como pueden ser los labios, la lengua, la cara en general… Si presenta dificultades al tragar, diarrea, vómitos y náuseas también puede ser consecuencia de ingerir un alimento al que es alérgico.

Manifestación cutánea: picazón en la piel, aparición de ronchas o inflamación de la piel en general.

Manifestaciones respiratorias: asma y congestión nasal, principalmente.

Los síntomas pueden aparecer a los pocos minutos de ingerir el alimento. Se asocia rápidamente a la alergia alimentaria debido a la evidencia y los vómitos, urticaria y asma pueden ser los síntomas más comunes. Todos los síntomas que aparecen a las dos horas o más de ingerir el alimento, son los llamados diferidos. Los que aparecen de forma tardía, pasados unos días después de ingerir el alimento son mucho más difíciles de asociarse a alergias alimentarias y en ocasiones, es necesario acudir al alergólogo pediatra para que realice un diagnóstico exacto sobre la procedencia de los síntomas.