Es un procedimiento que usa un médico endoscopista, para observar el interior del colon y del recto con un colonoscopio, un tubo flexible del grosor de un dedo que tiene una luz y una pequeña cámara de video en uno de sus extremos. Se introduce por el ano y se lleva hasta el recto y el colon. Se pueden pasar instrumentos especiales a través del colonoscopio para tomar una biopsia (muestra) o para extirpar cualquier área de apariencia sospechosa, como pólipos, si es necesario.

Esta prueba se puede usar para detectar cáncer colorrectal. El objetivo de las pruebas de detección es buscar cáncer en las personas que no presentan síntomas. Si durante la colonoscopia se observan áreas anormales, se pueden extirpar (hacerles una biopsia) y analizarlas para ver si presentan cáncer. Esto se hace pasando por el colonoscopio instrumentos largos y delgados, como pinzas pequeñas, para tomar las muestras. Una colonoscopia de detección también puede prevenir algunos cánceres colorrectales al encontrar y extirpar pólipos (masas en el revestimiento interno) antes de que se conviertan en cáncer.

Si usted ha padecido cáncer de colon o de recto, la colonoscopia también se puede usar para buscar tumores nuevos.

También se puede usar una colonoscopia para buscar las causas de signos o síntomas que pudieran indicar cáncer de colon o de recto (como cambios en los movimientos intestinales, sangrado del recto o pérdida de peso inexplicable).

Una colonoscopia se puede usar para tratar algunos problemas del colon o del recto. Por ejemplo, se pueden pasar instrumentos por el colonoscopio para extirpar pólipos u otros tumores (masas) pequeños presentes en el colon o en el recto.

En el caso de algunos cánceres avanzados que no se pueden extirpar (debido a que son demasiado grandes o se han propagado), se puede usar un colonoscopio para colocar un tubo rígido llamado endoprótesis en una parte del colon o del recto a fin de ayudar a mantenerlo abierto.

Fuente: American Cancer Society