Las intolerancias a algunos alimentos y algunos trastornos difíciles de diagnosticar pueden confundirse fácilmente con alergias, dado que tienen síntomas similares. Y no son alergias, porque no involucran el sistema inmune.

El autodiagnóstico es habitual, tanto en el sentido de creer padecer una alergia cuando no es el caso, como en el de personas que tienen alergia pero piensan en otra causa para sus síntomas. Un estudio llevado a cabo en la isla de Wight, en Inglaterra, mostró que el 34% de los padres reportaban alergias alimentarias en sus hijos, pero sólo el 5% lo eran en realidad. Las personas intolerantes pueden en general tomar pequeñas cantidades de las comidas que no toleran. Los alérgicos, en cambio, reaccionan ante pequeñas cantidades del alimento, con respuestas inmediatas y que pueden ser muy peligrosas.

La excepción a la regla: En el futuro podríamos descubrir intolerancias que involucraran al sistema inmune, en cuyo caso se calificarían de alergias. Por ejemplo, un componente de la intolerancia a la leche es ahora reconocido como alergia no-IgE.

Acudir con un alergólogo pediatra ayudará a que conozcas mejor la condición de tu pequeño y aprendas a identificar a tiempo las alergias que tu pequeño puede padecer.

 

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