En general hablamos indistintamente de hongos y setas y consideramos que hay dos grupos: comestibles y venenosos. Sin embargo, los hongos son unos organismos muy particulares y diversos, y las setas son sólo las fructificaciones o cuerpos fructíferos de ciertos hongos. Si hiciéramos un símil con las plantas, los hongos serían el árbol y las setas sus frutos.

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Los hongos son un grupo variado y heterogéneo de seres cuya compleja clasificación la estudia la ciencia denominada micología. Podemos apuntar una serie de características comunes a estos seres vivos:

  • Sus células poseen núcleo, donde se encuentran los cromosomas; es decir, son organismos eucariotas.
  • Aunque hay especies, como las levaduras, con un único núcleo, generalmente son organismos multinucleados.
  • En ocasiones el cuerpo, también llamado talo, es unicelular con varios núcleos; otras veces está dividido en varias células (hifas) con aspecto filamentoso denominándose micelio.
  • El talo puede no tener pared (desnudo) o tenerla de quitina o celulosa.
  • Se reproducen por esporas (al igual que las algas). Estas esporas pueden ser fijas o móviles, sexuales o asexuales. Su tamaño oscila de 2-3 µm hasta 500 µm, con un promedio de 2-10 µm. En muchas ocasiones, las esporas se producen en formaciones microscópicas, aunque en otras no es así. De hecho, como se ha dicho antes, las setas no son sino plataformas para emitir las esporas al medio ambiente.
  • A diferencia de las plantas, no poseen clorofila y se alimentan por absorción de nutrientes de su entorno.
  • Se conocen aproximadamente 500.000 especies de hongos, aunque probablemente existen entre 1 y 1,5 millones.
  • La inmensa mayoría de los hongos son saprofitos, descomponen la materia muerta. Varios miles de especies provocan parasitación y enfermedades en las plantas; unas decenas de especies provocan infección en el hombre (micosis) y solo unas cuantas (menos de 50 especies, probablemente) son capaces de desencadenar enfermedades alérgicas.

Por todas las características que hemos descrito, hoy se considera que estos microorganismos están más cercanos a los animales (reino Animalia), que a las plantas (reino Plantae),clasificándose en un reino aparte denominado Fungi.

Este reino Fungi donde hoy se encuadran los denominados hongos verdaderos se divide en cuatro filos, a saber: Chytridiomycota, Basidiomycota, Zygomycota y Ascomycota.

Esta clasificación agrupa los hongos que tienen una reproducción sexual. Como muchas especies sólo se reproducen asexualmente, se ha creado una categoría de hongos imperfectos o Deuteromycotina, entre los cuales se encuentra la gran mayoría de los que son patógenos para el hombre y los animales. Muchos hongos comprenden ambos tipos de reproducción y se integran simultáneamente en dos divisiones diferentes. En micología médica se suele emplear el nombre que identifica la forma de reproducción asexual, dejando el resto de las complejidades de la taxonomía de los hongos a los micólogos.

 

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¿Es lo mismo alergia a los hongos, a los mohos o a la humedad?

Los hongos que forman micelio, es decir los denominados hongos filamentosos o miceliares, son los que denominamos mohos. Los mohos carecen de estructuras macroscópicas reproductivas, pero pueden formar colonias visibles (típicas manchas de humedad en las paredes, o la clásica pelusa que se forma en alimentos) u otros tipos de crecimiento vegetativo.

Podemos afirmar que los hongos alergénicos, es decir, causantes de enfermedades alérgicas, son todos ellos mohos.

Se denomina humedad ambiental a la cantidad de vapor de agua presente en el aire. Se puede expresar de forma absoluta mediante la humedad absoluta, o de forma relativa mediante la humedad relativa o grado de humedad.

Es correcto hablar de alergia a los hongos, y de hecho es el término mas extendido, aunque es más específico si habláramos de alergia a mohos. En lenguaje no científico se suele hablar de alergia a la humedad, debido a que en la mayor parte de los casos los mohos crecen y se reproducen en ambientes con elevada humedad, pero es evidente que esta per se no desencadena ningún proceso alérgico.

¿Se conoce desde hace mucho tiempo la alergia a los hongos?

Ya los médicos hipocráticos explicaron enfermedades compatibles con alergia a los mohos, aunque la primera descripción de que se tiene conocimiento data de comienzos del siglo XVIII, cuando sir John Floyer en 1726 asoció los síntomas asmáticos de una serie de personas con el hecho de haber visitado unas bodegas, donde había una elevada humedad y gran cantidad de mohos.

Charles Blackley, a quien debemos la identificación de los pólenes como alérgenos causantes de rinitis y asma estacional, describió también la aparición de catarro bronquial tras la inhalación de esporas de Chaetomium y Penicillium.

En 1924 Van Leeuwen relacionó la aparición de síntomas asmáticos en la población con la presencia de esporas fúngicas. Como curiosidad señalaremos que este investigador trabajaba en el hospital St. Mary de Londres, y su laboratorio estaba situado justo debajo de donde trabajaba el Dr. Alexander Fleming. Al parecer, este último dejó la ventana de su laboratorio abierta cuando salió para acudir a una jornada cinegética, ya que era un gran aficionado a la caza. Entonces se produjo una contaminación de sus cultivos de Staphylococus aureus con esporas de Penicillium procedentes del laboratorio de Van Leeuwen. La observación de que la contaminación por este hongo inhibía el crecimiento de las colonias de la bacteria en el medio de cultivo fue el origen del descubrimiento de la penicilina.

En los años treinta Prince y Feinberg observaron que en el aire había una gran cantidad de esporas fúngicas y demostraron que muchos de sus pacientes asmáticos presentaban pruebas cutáneas positivas con los extractos de hongos.

Por último, se demostró que la inhalación de esporas de determinados hongos (Alternaria Penicillium) en concentraciones similares a las existentes en el medio ambiente podía provocar asma en pacientes sensibilizados.

¿Dónde habitan los hongos, y de qué factores depende su crecimiento y dispersión?

El tiempo húmedo favorece el crecimiento de los hongos, y el tiempo soleado y ventoso la diseminación de las esporas; la nieve reduce considerablemente ambos hechos. En climas cálidos y húmedos los hongos están presentes en gran cantidad a lo largo de todo el año. En zonas templadas, las esporas de hongos se encuentran en su mayor concentración a finales de verano.