Los lactantes y niños pueden presentar varias enfermedades dermatológicas que deben ser atendidas por su médico de cabecera para evitar complicaciones y molestias mayores. La piel de los lactantes y niños es más delicada que la de los adultos, por lo que es común que los padres se alarmen cuando observan algún sarpullido o lesión que se extiende por varios días.

Si bien muchas de las enfermedades dérmicas son usuales en ciertos períodos de la vida, lo cierto es que los padres tienden a recurrir a “remedios caseros” o al “secreto de la abuelita” para aliviar las consecuencias, empeorando aún más la dolencia que puede requerir cuidados más extremos.

Por esta razón, presentamos las principales enfermedades dermatológicas que padecen los lactantes, bebés y niños para estar alerta a los síntomas y, de esta manera, estar mejor preparado a la hora de acudir al pediatra o dermatólogo.

1.- Dermatitis Atópica (Eccema)

Es una reacción alérgica que se caracteriza por presentar una piel seca, enrojecida, agrietada, engrosada y ocasiona mucha comezón. Es más común en bebés, sobre todo entre los 2 y 6 meses de edad y puede reaparecer en cualquier etapa de la vida.

La distribución y forma de las lesiones van cambiando de acuerdo al crecimiento del niño. En los bebés, las lesiones ocurren por lo general en el cuero cabelludo, cara, tronco, codos y rodillas. En cambio en la niñez y primeros años de la adolescencia, las lesiones aparecen en los pies, áreas flexoras (pliegue anterior del codo, pliegue posterior de la rodilla) y en el cuello.

El tratamiento se basa en cuidar la piel afectada, como por ejemplo, tratar en lo posible de no rascarse, utilizar crema de esteroides tópica u otros medicamentos recetados por el médico, mantener las uñas cortas o colocar guantes cuando se trata de niños muy pequeños.

También se recomienda lubricar la piel con ungüentos como vaselina líquida, cremas o lociones 2 a 3 veces al día. Es importante que los productos para la piel no contengan alcohol, color, fragancias u otros químicos. Además, es de gran ayuda instalar un vaporizador en el lugar donde está el menor.

Por otra parte, se sugiere evitar el consumo de alimentos que producen alergia, como el huevo, berries (frutilla, arándano, frambuesa, etc.), tomate, chocolate, queso y pescado. No lave su ropa con detergentes fuertes y evite el uso de lana. También se recomienda no exponerse a cambios súbitos de temperatura o al estrés, pues provoca sudoración.

En el momento del baño, procure que sea corto y fresco. No frote las zonas afectadas por un tiempo prolongado y aplique cremas lubricantes cuando la piel esté mojada, pues atrapará la humedad en la piel.
2.- Dermatitis por contacto

Se caracteriza por la aparición de lesiones como ronchas o ampollas que causan comezón y aparecen en parches o líneas localizadas en el sitio de contacto que ocasionó la lesión. Por ejemplo, si es una reacción por contacto con pulseras, aretes, collares, hebillas de cinturones, entre otros, las lesiones se observan en el sitio en donde el objeto roza la piel.

Su origen puede ser alérgico o irritante, es decir, por contacto con sustancias químicas que son tóxicas a la piel. Las causas comunes de dermatitis por contacto se deben a la hiedra venenosa, roble, piel de zapatos, níquel, algunos medicamentos tópicos como la neomicina, lanolina, entre otras.

Las recomendaciones de su cuidado son similares a la dermatitis atópica y su tratamiento incluye retirar el contacto con el alérgeno o sustancia irritante. Además, el médico puede recetarle esteroides tópicos y de ser necesario un antihistamínico para aliviar la comezón.

3.- Dermatitis del pañal

Es uno de los trastornos más comunes en los bebés menores de un año y genera irritación, enrojecimiento, descamación y picazón en la zona que cubre el pañal. Esta dolencia se produce por llevar los pañales sucios demasiado tiempo, el roce que provocan al llevarlos muy apretados o porque el bebé es sensible a determinados detergentes para lavar la ropa, jabones, toallitas higiénicas o las sustancias que componen al mismo pañal. Además, el plástico del pañal impide que el aire circule libremente en el interior, creando un campo de cultivo para la proliferación de hongos y la aparición de erupciones.

Cuando la dermatitis del pañal dura más de tres días, generalmente se debe a que la afección es provocada por un tipo de hongo llamado “Candida albicans”, el cual provoca erupciones de color rojo, abultadas y con pequeños puntos que se extienden más allá de la zona, como los pliegues de la piel, tronco anterior y la espalda del bebé.

El tratamiento consiste en cambiar a menudo los pañales para evitar que esté en contacto por un tiempo prolongado con las heces y orina, además de limpiar la zona con agua y algodón.

Al igual que las anteriores dermatitis, se debe lubricar el área cubierta por el pañal con ungüentos y proteger con pomadas para evitar rozaduras. En caso de infección por hongo, su pediatra le indicará una crema especial.
4.- Dermatitis seborreica (Costra láctea)

Es una dolencia cutánea muy común en los lactantes y se pueden distinguir escamas blancas o amarillentas en áreas grasosas, como el cuero cabelludo, zona de las cejas o dentro del oído y, en algunos casos, presentan enrojecimiento.

Se recomienda untar con vaselina líquida o aceite en la zona afectada una media hora antes del baño, pues reblandece el área. Luego, lave la cabeza frotando con jabón o shampoo neutro. No trate de sacar las escamas con sus uñas u otro elemento filoso.

Si la dolencia se extiende por más tiempo, puede requerir del uso de esteroides tópicos de baja potencia y el uso de shampoos con agentes keratolíticos y anti-hongo.

5.- Urticaria

Es una afección común en la infancia y niñez, en donde los menores afectados por dermatitis atópica tienen mayor tendencia a padecerla. La gran mayoría de estos casos son transitorios, es decir, se resuelve tras un periodo corto, mientras que en forma muy poco frecuente se presenta la urticaria persistente o urticaria crónica que tiene una duración más prolongada.

La urticaria transitoria ocurre tras una infección viral, bacterial o parasitaria; ingesta de ciertos alimentos (nueces, chocolates, mariscos, huevo, leche, fresas); picadura de insectos; exposición a animales; ciertas sustancias como el látex, hiedra venenosa o a medicamentos (penicilina, cefalosporinas, aspirina, dipirona). También se han observado casos de urticaria por ejercicio, calor o frío extremo y exposición prolongada al agua o a vibración.

La erupción en la piel aparece al poco tiempo del contacto con el alérgeno y causan mucha comezón, están enrojecidas, levantadas y tienen forma de grandes ronchas que miden entre 2-15 mm de diámetro. Pueden juntarse y desaparecer a los pocos minutos y volver a reaparecer. Además, es usual que se inflamen los tejidos blandos tales como párpados, labios, genitales y extremidades, lo que se denomina “angioedema” y cuando involucra los tejidos de la vía aérea puede comprometer la función respiratoria del paciente.

El tratamiento se basa en el uso de antihistamínicos orales. El cuadro suele resolverse en un par de días, en donde se debe identificar la posible causa para futuras situaciones. Cuando la reacción es más severa y se acompaña de angioedema, puede requerir otros medicamentos como adrenalina para proteger la vía aérea.

6.- Impétigo

Es una infección cutánea muy contagiosa que es causada por dos tipos de bacterias, tanto por estreptococos como por estafilococos.
Ésta se manifiesta con costras amarillas o doradas que generalmente aparecen en el rostro, la parte superior del tronco y los brazos. En los niños además con mucha frecuencia se compromete la nariz.

Esta afección es provocada cuando los niños se encuentran expuestos a condiciones higiénicas deficientes y hacinamiento, como por ejemplo, en algunos jardines infantiles. El impétigo puede estar precedido por una infección de vías respiratorias superiores reciente, como un resfriado u otra infección viral.
El tratamiento del impétigo consiste en el uso de antibióticos sistémicos, es decir vía oral por un periodo de 7 a 10 días. Si las lesiones son escasas y el cuadro clínico parece ser leve, puede ser que el médico opte por un tratamiento local de 15 días.