Se entiende por Alergología la especialidad médica que comprende el conocimiento, diagnóstico y tratamiento de la patología producida por mecanismos inmunológicos en la etapa infantil, con las técnicas que le son propias; con especial atención a la alergia.

 

La alergia puede ser más seria de lo que con frecuencia se piensa. En este sentido, puede afectar en gran medida la calidad de vida de los pacientes. Pero además, las alergias puede causar, acentuar, desencadenar o contribuir al desarrollo de otros problemas asociados. SER CONSCIENTE es la clave: si se conoce que uno es alérgico y a qué, la diferencia acerca de cómo tratar y manejar la alergia y sus consecuencias puede ser muy notable.

    • Otitis
      Las otitis son causa de frecuentes vistas al Pediatra, y son las responsables del mayor porcentaje de pérdidas de audición en niños. Estudios recientes sugieren que la alergia alimentaria puede ser responsable de episodios recurrentes de Otitis en lactantes y niños pequeños.
    • Asma
      Es asma es la enfermedad crónica más frecuente en la infancia, y afecta a una proporción de alrededor del 10% de los niños. Los síntomas de asma están producidos por una inflamación de los bronquios causada por una alergia a los ácaros del polvo, los animales domésticos, los hongos, el polen, etc. La identificación y la evitación de estos alérgenos aliviará los síntomas.
    • Erupciones en la piel
      Las erupciones cutáneas, como el eczema, son un problema común en la infancia. Con frecuencia aparece en los primeros meses de vida, y puede estar causado por una alergia a alimentos, como la leche. Pero además, el Eczema en un niño pequeño puede alertar acerca del posible desarrollo de un problema alérgico a largo plazo. Así, alrededor de la mitad de los niños con eczema desarrollarán asma más adelante. De nuevo, identificar y controlar los alérgenos causales puede ser la clave.
    • Rinitis alérgica
      La Rinitis es una inflamación de la superficie interna de la nariz, que causa estornudos, picor de nariz, obstrucción. Como en los otros problemas mencionados, es crucial saber si se trata de un problema alérgico, y la/s causa/s responsable/s.
    • Sinusitis
      Los senos nasales y paranasales son unas cavidades que se encuentran situadas al lado de las fosas nasales, con las que se comunican a través de unos orificios. Así, una inflamación de las membranas mucosas de la nariz pueden causar una obstrucción de dichos orificios y causar sinutitis. La sinusitis sería pues consecuencia de la Rinitis, y un adecuado tratamiento de esta última evitaría o resolvería la primera.

 

Factores que contribuyen al desarrollo de la alergia.

      • Factores Predisponentes:
        • La Constitución Atópica. Ciertas personas tienen una predisposición genética para el desarrollo de enfermedades alérgicas, que pueden transmitir a su descendencia. Por ello, es más probable que un niño sea alérgico si hay otros miembros de la familia (padre, madre, hermano, etc.) son alérgicos.
        • El Sexo. Ciertas enfermedades alérgicas (ej: el asma, son más frecuentes en niños que en niñas).
      • Factores Causales (alérgenos)
        • alérgenos Domésticos:
          • ácaros del Polvo
          • Hongos
          • Epitelios de animales
          • Cucarachas
        • alérgenos Exteriores:
          • Hongos
          • Pólenes
          • Epitelios de animales
        • alérgenos Ocupacionales:
          • Afectan a adultos por exposición a ciertas sustancias durante su trabajos (ej: harina en los panaderos, polvo de madera en carpinteros, etc.)
      • Factores Coadyuvantes, Facilitadores o Desencadenantes: Son factores que no producen alergia por sí mismos, pero que facilitan que una persona pueda hacerse alérgica a algún alérgeno de los del epígrafe b), o bien pueden actuar como factores desencadenantes en una persona que ya es alérgica:
        • Contaminación
        • Aire frío
        • Humo de tabaco
        • Ejercicio
        • Infecciones respiratorias

 

El diagnóstico de la alergia
Cuando su hijo/a tiene síntomas como consecuencia de un problema alérgico, lo único que Vd. quiere es que el problema pase lo antes posible. Si bien los picores, la conjuntivitis, los estornudos o la congestión nasal no son problemas graves, pueden resultar enormemente molestos para el paciente que los padece, y puede limitar en gran medida su calidad de vida. De nuevo, lo primero que es necesario hacer para conseguir resolver el problema es encontrar la causa de los síntomas. Es necesario además tener en cuenta que los síntomas que caracterizan a ciertas enfermedades alérgicas pueden ser similares a los que aparecen como consecuencia de otras enfermedades. Si su hijo/a tiene síntomas sospechosamente alérgicos, Vd. debe consultar con su Pediatra. El/la Pediatra realizará una historia clínica detallada y un examen físico, y determinará si hay razones para establecer una sospecha fundada de una enfermedad alérgica. En ese caso, le remitirá a un Especialista en Enfermedades Alérgicas para realizar las pruebas oportunas que permitan confirmar el diagnóstico de sospecha.

 

Las pruebas de la alergia
Existen dos tipos de exploraciones para poder determinar si un/a niño/a tiene alergia:

      • Pruebas Cutáneas: se realizan aplicando en la piel gotas de los extractos a los cuales se supone que el paciente puede ser alérgico, y efectuando a continuación una pequeña punción sobre las gotas. De esta forma se introduce una minúscula cantidad del alérgeno en la piel, con el objetivo de ver si se produce una reacción. Al cabo de 15-20 minutos se efectúa la lectura: aquellos puntos en los que se hayan producido habones permiten conocer a qué sustancias es alérgico el paciente.
      • Pruebas en la sangre: Constituyen un complemento necesario de las pruebas en la piel. Permiten no sólo ratificar, sino también cuantificar la intensidad de la sensibilización alérgica. Basta una pequeña cantidad de sangre (no más de 2-3 c.c.) para poder efectuar más de una docena de determinaciones frente a diferentes alérgenos. Dentro de estas Pruebas existe otra (Phadiatop) que efectúa una determinación cualitativa de la presencia o no de alergia: si el resultado es positivo, es altamente probable que el paciente sea efectivamente alérgico, mientras que si es negativo, lo probable es que no lo sea. Este método se utiliza como técnica de despistaje.
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