La estenosis aórtica es la enfermedad valvular más frecuente en los países desarrollados. Su origen radica habitualmente en la degeneración o la calcificación de la válvula, ocasionada por el paso de los años. Con el tiempo se produce una calcificación progresiva de la válvula aórtica que produce una restricción en su movilidad y en su apertura.

Los síntomas más frecuentes de la estenosis aórtica son la angina (dolor torácico), la dificultad para respirar (disnea) y el síncope (pérdida de conocimiento). Aunque puede no producir síntomas durante muchos años, cuando estos aparecen la enfermedad progresa rápidamente y el pronóstico es malo. La supervivencia media si no se recibe tratamiento cuando aparecen los síntomas es de 2 a 5 años.

Cuando la estenosis es severa y produce síntomas el tratamiento que hay que llevar a cabo es la cirugía de sustitución valvular aórtica. Este procedimiento, descrito en otra sección (ver apartado: Prótesis Valvulares – Sustitución Valvular), se realiza con cirugía a corazón abierto y con circulación extracorpórea. No obstante, hay pacientes en los que el riesgo quirúrgico es prohibitivo (mortalidad muy elevada) o que pueden tener contraindicaciones para la cirugía de sustitución valvular aórtica.

Para estos pacientes se han desarrollado las técnicas transcatéter, en las que se puede implantar una prótesis en posición aórtica de manera percutánea, es decir, sin tener que parar el corazón ni abrir el tórax. Esto se puede realizar a través de la arteria femoral (vía transfemoral) o a través de una pequeña incisión entre las costillas y sin circulación extracorpórea (vía transapical).

El implante de prótesis por vía transfemoral lo llevan a cabo los Cardiólogos Intervencionistas en el Laboratorio de Hemodinámica. En la cirugía transapical, el implante se lleva a cabo en el quirófano de Cirugía Cardiaca. En este último caso, no se realiza una apertura del esternón, si no que, a través de una pequeña incisión por debajo de la mamila izquierda, pasando entre las costillas, se llega a la punta del corazón. Con el corazón latiendo, se realiza una pequeña incisión en la punta del mismo y se introduce un dispositivo que lleva la prótesis plegada. Mediante control radiológico y ecocardiográfico se coloca el dispositivo a la altura de la válvula aórtica y se expande, quedando implantada la prótesis en posición aórtica. Todo ello sin necesidad de circulación extracorpórea. Posteriormente se sutura la apertura de la punta del corazón y la incisión de la piel.

Al igual que cualquier enfermo, el paciente es trasladado a la UCI (Unidad de Cuidados Intensivos), y seguirá los mismos pasos que cualquier paciente sometido a una intervención de corazón (ver apartado: Después de la Cirugía Cardiaca). Generalmente, la estancia postoperatoria es menor que en el resto de los pacientes.

Es importante señalar que estás técnicas hoy en día únicamente están indicadas para pacientes en los que la cirugía cardiaca habitual de reemplazo de la válvula aórtica no pueda realizarse por un riesgo de complicaciones muy elevado.